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Esta pregunta suena a veces como una petición desesperada, como cuando nos urge que algo llegue o cuando deseamos saber cuánto tiempo durará la espera. (Salmos 89:46) Hay varios eventos narrados en la Palabra de Dios y muchas escenas distintas en las que leemos esta pregunta. Solamente analizaremos tres de ellas con la intención de ver si acaso nos identificamos con alguna de estas situaciones:

1. “¿Hasta cuándo nos turbarás el alma? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente.”    (Juan 10:24-30)

Trasladándonos a la actualidad, vemos que a la mayoría de las personas no creyentes, al igual que estos judíos se sienten incómodos, molestos, irritables si escuchan a alguien hablar de Cristo y dudan, cuestionan, se resisten a creer y aceptar que verdaderamente Jesús Es el Único y Verdadero Dios.

También entendemos por el contexto del pasaje que Jesús sabía que no muchos, sino muy pocos, atenderían a Su amoroso llamado a seguirle. (vss. 25-26) La mayoría de las personas que oían Sus predicaciones y enseñanzas no querían creer, o mejor dicho, no querían renunciar a su modo de ser, de vivir, a sus creencias y sus costumbres. Tristemente, eso no ha cambiado.

Así que, la pregunta para nosotros este día es: ¿Hasta cuándo abriré mi corazón y mi mente para alguien me hable y me demuestre que Jesús Es Cristo, sin que nada de ello me perturbe o me moleste o me incomode? ¿Será hoy?

La segunda situación que analizaremos tiene que ver con el mundo en general. La escena narra un evento en el que un padre desesperado busca a Jesús para que sane a su hijo enfermo, porque sus discípulos no lo habían podido sanar y más adelante Jesús le explica a sus discípulos que ellos fallaron por tener una fe muy débil:

2. “17 Respondiendo Jesús, dijo: ¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar?”   (Mateo 17:17)

Podemos identificar la exclamación de Jesús: ¡Oh generación incrédula y perversa! como algo aplicable a nuestros días. Vivimos en una época en que interactuamos diariamente con esa misma clase de generación. Vemos en todo el mundo un creciente alejamiento de Dios y una degradación cada vez mayor de la moral y los valores que en algún tiempo estuvieron basados en las Escrituras.

La pregunta de Jesús debiera retumbar en los oídos de todo ser humano: ¿Hasta cuándo os he de soportar? Es la forma en que Jesús nos está alertando y advirtiendo que llegará un momento en el que Dios no soportará más a esta generación incrédula y perversa y decidirá que ya es el tiempo del fin de toda la humanidad y de toda la creación como la conocemos hoy.

Es notable Su amor por Su Creación y Su invitación permanente a que las personas rindamos nuestra vida a Su Señorío: (Isaías 55:6-7) (2ª de Pedro 3:9-10)

No importa cuántos ni cuáles pecados hemos cometido, Dios, en Su infinita Misericordia, nos ofrece perdón total de todos ellos, si venimos a Él con un corazón verdaderamente arrepentido y decidido a dejar la incredulidad y la perversidad de este mundo.   (1ª de Juan 1:8-9)

La pregunta para nosotros hoy es: ¿Hasta cuándo perderé el miedo y tendré el valor y la humildad para darle una oportunidad a Dios de mostrarse en mi vida?

3. ¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos?  (1ª de Reyes 18:20-21)

Aunque Dios hace esta pregunta específicamente a Su pueblo a través del profeta Elías alrededor de 1000 años antes de Cristo, es una pregunta actual, no solamente para el pueblo de Dios, sino para toda la humanidad. Sé de muchas personas que nunca se acuerdan de Dios hasta que sufren alguna calamidad y es entonces cuando le llaman desesperadamente. Antes de eso, solo ponen su confianza en ellos mismos o en alguien más que no es Dios.

No hay mucho que elaborar al respecto y bien podríamos entender la pregunta de la siguiente manera: “Hasta cuándo dejarás de elegir entre dos señores?”. O es Jesús mi Señor, o es alguien más a quien yo he elegido para que gobierne, controle, tome decisiones y tenga el señorío sobre mi vida. Podemos decir más específicamente: O es Jesús mi Señor, o soy yo mismo el señor de mi vida. (mis deseos, mis planes, mis vicios, etcétera.)   (Marcos 8:34-38)

La pregunta para nosotros hoy es: ¿Hasta cuándo decidiremos entre seguir a Dios o seguir al mundo?  Viviendo según mi criterio, mi forma de pensar, o lo que dice la ciencia, la filosofía, lo que me enseñaron mis padres, lo que dice la sociedad? ¿Hasta cuándo decidiré entre seguirme a mí mismo, o seguir a Dios?

CONCLUSIÓN

En este último pasaje, la pregunta de Dios: ¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Nos hace reflexionar a los creyentes si en verdad es Jesús nuestro Señor, o si seguimos dejándolo fuera en algunas áreas de nuestra vida.

¿Hay alguna área de su vida que no ha rendido al Señorío de Cristo?

¿Hay alguna parte de las Escrituras que usted no esté obedeciendo?

A toda persona se le da la oportunidad (a veces varias veces) para decidirse a aceptar y confesar a Jesús como su Dios, Rey, Señor y Salvador, pero muchos reaccionarán con incredulidad, enojo, ira, maledicencia, rechazo e incluso, agresión, incluyendo nuestra propia familia o nuestros seres queridos. (Lucas 12:52-53; Marcos 13:13)

Tristemente, la mayoría de los seres humanos no sabe, no entiende o no cree que llegará el momento en el que Jesús ya no les dará ni una sola oportunidad más para conocerle, reconocerle y confesarle como su Dios.

Dios te está llamando, cada día, a cada momento, ahora mismo. Te está ofreciendo la verdadera paz, el gozo perdurable, Su amorosa compañía y la vida eterna.

(Juan 3:16-18)

¿Hasta cuándo creerás de todo corazón, que Jesús Es Dios?

¿Hasta cuándo decidirás rendirte ante el Único que puede darte vida eterna?

¿Hasta cuándo decidirás dejar de ser “tú mismo” para tratar de ser como Jesús?

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