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Repasemos los eventos y las circunstancias de los siguientes momentos históricos que, por cierto, todos fueron profecías que se cumplieron perfectamente:
1. Cuando los seguidores de Jesús vieron el gran alboroto que hubo en el momento en que Jesús entró a Jerusalén y escucharon a la gente gritar: “¡Hosanna al Hijo de David! (Mateo 21:9) pensaron que ese era el momento que habían estado esperando y que Jesús, con todo Su Poder, derrotaría al imperio romano y reinaría para siempre. Así es como ellos interpretaban la profecía que se estaría cumpliendo ese día. (Juan 12:15) { Daniel 9:25-26; Zacarías 9:9}
Pero, cuatro días después, lo vieron morir clavado en una cruz! ¿Qué pasaba por la mente de sus seguidores? ¿De su mamá a quien un ángel le había dicho que Jesús sería el Salvador de Su pueblo? Para incrementar su incertidumbre, ellos sabían que antes de Jesús hubo otros hombres que habían logrado reunir a muchos seguidores pero cuando murieron todos desaparecieron. (Hechos 5:34-39) Jesús lo sabía y esa misma noche se lo advirtió a sus discípulos: (Mateo 26:30-32) {Cf. Zacarías 13:7}
¿Qué pasa por nuestra mente el día de hoy? Hemos cantado aleluyas a nuestro Dios esta mañana y le hemos reconocido como nuestro Rey pero ¿Qué tanto estamos dispuestos a soportar los ataques del mundo, aún de nuestros seres queridos, y nunca escandalizarnos por creer en Jesús ni negar que somos cristianos?
2. En menos de 24 horas después de haber celebrado la Pascua con Jesús, lo vieron ser arrestado, juzgado y crucificado hasta causarle la muerte. Sabemos que los apóstoles, sus discípulos, la mamá y las mujeres que los acompañaban, presenciaron el evento de la crucifixión y no se movieron de ahí hasta que Su Mesías murió, tal vez con la expectativa de que Jesús se salvaría a Sí Mismo. Pero, al morir Jesús, murió también su esperanza, su fe, y entonces el temor, la confusión y la incertidumbre llenaron sus mentes y sus corazones.
En esos momentos ninguno de Sus seguidores pensaba en continuar con el ministerio de Jesús. No había razón lógica para ello. Más bien pensaban en regresar a su vida antigua y huir de Jerusalén para no ser arrestados y crucificados también.
Es importante entender que los discípulos no seguían a Jesús por Sus enseñanzas, la mayoría de ellas no las entendían todavía y les resultaban contradictorias porque todos ellos habían memorizado el Pentateuco y Jesús predicaba algo muy diferente: “Ama a tus enemigos, ora por los que te insultan y te persiguen y te quieren hacer daño, ofrece la otra mejilla cuando te golpeen, perdona todas sus ofensas.” Desde el principio de Su ministerio, Jesús nunca les dijo a Sus seguidores que obedecieran Sus enseñanzas. Su llamado y su mensaje siempre fue que lo siguieran a Él y que confiaran en Él por lo que Él decía Ser: El Único Rey, el Mesías profetizado.
Jesús dijo que Él era superior a Moisés, a La Ley, a los profetas y superior al templo en donde se adoraba a Dios. Los apóstoles siguieron a Jesús, no por Sus enseñanzas, sino por Quién decía Ser.
Así que es válido preguntarnos hoy: Creemos en Jesús por lo que dice la biblia? O creemos en Jesús por lo que Él Es? Porque lo conocemos íntimamente. Seguimos a Jesús por los milagros que ha hecho en mi vida; por lo que espero que me conceda, o porque realmente estoy convencido de que Él y solamente Él es mi Dios, mi Rey, mi Señor y mi Salvador.
3. Después de que Nicodemo y José de Arimatea pusieron el cuerpo de Jesús en la tumba, a la mañana siguiente, tan pronto como terminó el día de reposo, (6AM del domingo), las mujeres que siguieron a Jesús fueron a la tumba para “preparar adecuadamente” el Cuerpo de Cristo.
Se puede concluir que después de la crucifixión de Jesús y de Su sepultura, ya no había creyentes, ni cristianos, ni iglesia; y claro, no había biblias.
¿Qué pasa por mi mente cuando, aparentemente, no veo que se cumplan las promesas de Dios en mi vida? Cuando pareciera que no está escuchando ni respondiendo a mis oraciones? Acaso la duda hace menguar mi fe?
Antes de continuar la historia, debemos entender que una de las verdades que nadie comprendió es que Jesús nunca dijo que había venido para “componer, cambiar, reformar o hacer algo mejor”. Jesús vino a crear “algo” completamente nuevo. Y les dijo a Sus apóstoles que lo que Él estaba creando perduraría más allá de Su tiempo en este mundo y más allá del tiempo de vida de Sus apóstoles. (Mateo 16:18) {Cf. Apocalipsis 20:13-14}
La iglesia es ese “algo nuevo” que Jesús vino a crear y que subsistiría para siempre.
Ahora, si todo lo que usted sabe o ha escuchado acerca de Jesús es que nació, vivió y murió, ciertamente no se explicaría por qué, casi dos mil años después, hay millones de seguidores de Jesús si Él ya murió. Algo debe haber sucedido además de Su muerte y Su sepultura para que existan en todo el mundo tantos creyentes, la biblia y la iglesia que Él fundó y sustenta tal como Él lo prometió.
Permítame compartirle un hecho histórico. En febrero 27 del año 380 d.C., el emperador romano Teodoro I, publicó el Edicto de Tesalónica declarando al cristianismo como la religión oficial del imperio romano. O sea que, el mismo Jesús a Quien el imperio romano crucificó, fue reconocido como Dios, el Dios que reemplazaba a todos los dioses del Partenón romano. Esto no tendría sentido si Jesús hubiese permanecido muerto, si no hubiese resucitado.
Así que la pregunta es: ¿Qué fue lo que pasó después de la muerte de Jesús? No solamente lo que dice la biblia sino qué pasó? Porque ese suceso es la razón por la que existe el cristianismo, la razón por la que nos congregamos cada domingo, la razón de la existencia de una biblia y una iglesia vivas. (Juan 20:1-10)
Obviamente, por lo que leemos en este pasaje, las mujeres que fueron a la tumba NO pensaron que Jesús había resucitado, no creyeron que hubiese habido un milagro, sino que pensaron que “alguien” se había llevado Su cuerpo. Y, cuando Pedro y Juan llegan a la tumba, tampoco ellos entendieron qué había pasado porque NINGUNO de los apóstoles ni los discípulos, ni la mamá de Jesús ni las otras mujeres esperaban que Jesús resucitara sino que permanecería muerto.
PERO, leemos en el pasaje la reacción de Juan al entrar al sepulcro: vio y creyó! Fue hasta ese momento en el que se dio cuenta de que en verdad Jesús era Quien decía ser: “Yo soy la resurrección y la vida.” (Juan 11:25) (Cf. Juan 12:15-16)
En ese instante, Pedro y Juan por fin entendieron las Escrituras y supieron, sin duda alguna, que todas las enseñanzas de Jesús y todo lo que Él dijo Ser, eran Verdad. (Mateo 16:21; 17:22-23; 20:17-19)
Lo que todo ser humano debería entender es que, la resurrección de Jesús NO es una historia de la Biblia, ES LA HISTORIA que impacta la vida de todo ser humano, sea o no sea creyente.
La resurrección de Jesús también responde a todas las dudas que pudiéramos tener acerca de Dios y de nuestra relación con Él, porque la resurrección de Jesús le da validez absoluta a todo lo que Jesús habló durante Su ministerio acerca de cómo espera nuestro Creador que nos relacionemos con Él. Jesús ES el Único Ser humano que habló con la Autoridad para revelarnos Quién Es Dios. Y, el apóstol Juan, inspirado por el Espíritu Santo, resumió en dos versículos, como la vida, muerte y resurrección de Jesús nos demuestran y nos explican el amor que Dios Padre ofrece a todo ser humano: (Juan 3:16-17)
CONCLUSIÓN
Ciertamente la muerte y crucifixión de Jesús no tuvo sentido en su momento, fue Su resurrección lo que le dio sentido a TODO lo que fue, lo que es y lo que será para toda la humanidad, por toda la eternidad.
- La resurrección de Jesús, le dio sentido a todas Sus enseñanzas para que pudieran ser entendidas y practicadas por todos Sus seguidores de todas las épocas.
- La resurrección de Jesús le dio sentido a la vida de Sus apóstoles, de Sus discípulos y de todos quienes le conocieron o le escucharon.
- La resurrección de Jesús es la razón del por qué, después de siglos y siglos, aún existe el cristianismo, la iglesia, la biblia.
- La resurrección de Jesús, le da sentido a todo lo que sucede en la vida de cada persona, sea creyente o no.
- La resurrección de Jesús es el fundamento de nuestra fe que nos lleva directamente a la Presencia de Dios Padre.
- La resurrección de Jesús es la prueba contundente del infinito, inexplicable e inagotable Amor de Dios por Su Creación.
Su resurrección es la prueba de que Él ES Quien dijo ser: Dios, Rey, Salvador, Príncipe de Paz, La Luz, La Vida, La Verdad, la razón para creer, la razón para seguirle, la razón para decidir que ÉL Es en verdad Un Rey a Quien vale la pena seguir y obedecer.
Piense en esto: Ningún otro rey se humilla para lavar los pies de sus seguidores, ningún otro Rey abandona Su Gloria para igualarse al resto de la humanidad, ningún otro rey se atrevería a tocar a los enfermos, leprosos, y recibirlos con los brazos abiertos para sanarlos.
Ningún otro rey respondería con misericordia ante mis pecados, mis errores, o cuando me alejo de Su Camino y le desobedezco. Ningún otro rey se ofrecería a ser crucificado y pagar con Su vida por mis pecados.
Es por todo esto que los verdaderos cristianos conmemoramos la resurrección de Cristo y la tenemos como el centro y el fundamento de nuestra fe.
No es una historia de la biblia, es la historia de UN REY, COMO NINGÚN OTRO REY!!!