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¿Qué motivaciones tenemos para querer ir al cielo?
Por supuesto no puede haber una razón o motivación mayor y más importante que estar en la Presencia de nuestro Creador para adorarle por la eternidad. Además de esta certeza, encontramos en la Palabra de Dios otras verdades que debieran alentarnos cada día no solo por lo que ciertamente nos espera, sino sobre todo, para compartir estas verdades con aquellos que aún no han rendido sus vidas al Señorío de Cristo. (evangelizar)
- Recibir coronas para tener “algo” que entregarle a mi Señor: (Mateo 6:19-21; Mateo 25:14-15, 19-21; 2ª a Corintios 5:10; Apocalipsis 4:9-10)
- Escuchar a Jesús decir nuestro nombre: (Lucas 10:20; Apocalipsis 3:5)
- Entrar a nuestro nuevo hogar: (Juan 14:1-3; Hebreos 11:13, 16)
- Volver a ver nuestros seres queridos que recibieron a Cristo: (1ª a Corintios 15:51-52, 58; 1ª a Tesalonicenses 4:16-18){Cf. Mateo 17; Lucas 16}
CONCLUSIÓN
Los últimos pasajes nos dejan dos exhortaciones vitales para la vida del creyente:
- “estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.”
Y sabemos que la única forma de crecer en la obra del Señor siempre es cumpliendo el ministerio que nos haya sido encomendado.
- “alentaos los unos a los otros con estas palabras.”
Alentarnos unos a otros con todas estas promesas que Dios Padre, a través de Su Hijo Jesús, nos ha dejado en Su Palabra, no sólo para que anhelemos estar en Su Presencia, sino, sobre todo, para que compartamos con aquellos que aún no han aceptado y confesado a Jesucristo como su Dios, Rey, Señor y Salvador.
¿Qué motivación tenemos para compartir con todos pero, sobre todo, con nuestros seres queridos el evangelio, la salvación que nos ha sido dada?
¿Qué nos causará más tristeza? ¿La muerte de un ser querido o la incertidumbre de a dónde irá su espíritu al morir?