“6 Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos. 7 Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno. 8 Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.” (Romanos 5:6-8)
Para los que no conocen a Dios como su Dios, así como para muchos nuevos creyentes, les es muy difícil por no decir imposible, aceptar que Dios nos ama tal como somos.
La mayoría de los seres humanos operan bajo un amor condicional, el cuál es aprobado y aceptado bajo las bases de cómo actuamos. Es por eso que cuando venimos a Cristo, frecuentemente hay una tendencia natural a asumir que debemos esforzarnos y hacer “algo especial” para “ganarnos” las bendiciones de Dios, tales como; familias amorosas, bienestar económico, y carreras o trabajos exitosos.
El amor divino, sin embargo, nunca “se gana” por esfuerzo humano. No hay absolutamente nada que podamos hacer para que nuestro Padre celestial nos ame “un poco más”. Así como tampoco podemos influenciarlo para que nos deje de amar. (Romanos 8:38-39) Muchos creyentes entienden este último pasaje de forma intelectual, pero tienen muchos problemas para creerlo, aceptarlo y atesorarlo en su corazón como algo real.
No importa lo que ha ocurrido en tu pasado o lo que sientes en este momento, Dios siempre te ha dado su amor por gratuitamente. Nuestro Padre celestial derrama Su amor sobre nosotros sin excepción, sin condición o razón alguna.
Tampoco puedes pensar que Él no te amó hasta que invitaste a Su Hijo a venir a tu vida, o que empezó a amarte hasta que fuiste por primera vez a la iglesia o hasta que emergiste de las aguas del bautismo.
La realidad es que Dios nunca “empezó” a amarte!
Él simplemente te ha amado siempre!
Desde la creación del mundo, Dios te conoció y te amó!
“13 Porque tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre de mi madre. 14 Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; Estoy maravillado, Y mi alma lo sabe muy bien. 15 No fue encubierto de ti mi cuerpo, Bien que en oculto fui formado, Y entretejido en lo más profundo de la tierra. 16 Mi embrión vieron tus ojos, Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas Que fueron luego formadas, Sin faltar una de ellas. 17 ¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos! 18 Si los enumero, se multiplican más que la arena; Despierto, y aún estoy contigo.” (Salmos 139:13-16)
“19 Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero.” (1ª de Juan 4:19)
Por todo lo anterior, Dios espera que nos regocijemos en Su amor siempre, y que la certeza de sabernos amados por nuestro Creador, inunde nuestro ser de paz!
- Te sigues preguntado si Dios te ama … a pesar de?
- O si piensas o dices algo que puede desagradarle?
- O si haces o dejas de hacer algo?
- Está tu vida caracterizada por el amor de Dios, o por el temor?
“18 En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor.” (1a de Juan 4:18)
Comprender y reconocer la asombrosa verdad del amor incondicional de Dios, es algo que cambia la vida y la forma en que la vivimos. Abre tus brazos en oración para recibir HOY, Su amor incondicional!