“⁸ Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones.”   (Santiago 4:8)

Los seres humanos nacemos con un sentimiento de “insatisfacción” al que otros se refieren como “un vacío interior” que nos provoca a siempre estar buscando cómo llenarlo para sentirnos plenos satisfechos. La raíz del problema es que nadie nos enseña que lo que puede darnos esa plenitud NO está en el mundo sino en Cristo.

Porque aunque poseyéramos todas las riquezas materiales, seguiríamos anhelando tener más. La biblia nos alerta en varios pasajes a no desperdiciar nuestra vida buscando y acumulando los bienes de este mundo:

“⁸ Está un hombre solo y sin sucesor, que no tiene hijo ni hermano; pero nunca cesa de trabajar, ni sus ojos se sacian de sus riquezas, ni se pregunta: ¿Para quién trabajo yo, y defraudo mi alma del bien? También esto es vanidad, y duro trabajo.”   (Eclesiastés 4:8)

“¹⁰ El que ama el dinero, no se saciará de dinero; y el que ama el mucho tener, no sacará fruto. También esto es vanidad. ¹¹ Cuando aumentan los bienes, también aumentan los que los consumen. ¿Qué bien, pues, tendrá su dueño, sino verlos con sus ojos? ¹² Dulce es el sueño del trabajador, coma mucho, coma poco; pero al rico no le deja dormir la abundancia.”   (Eclesiastés 5:10-12)

“El Seol y el Abadón nunca se sacian; Así los ojos del hombre nunca están satisfechos.”   (Proverbios 27:20)

En contraste con ese sentimiento de vacío, podemos ver que los verdaderos cristianos, tengan poco o tengan mucho, siempre están gozosos y plenamente satisfechos: “¹¹ No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. ¹² Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad.”   (Filipenses 4:11-12)

Dios es el Único que puede satisfacer todas nuestras necesidades en cada área de nuestra vida. Cuando un creyente entiende esta verdad, nunca volteará a ver lo que el mundo le ofrece.

Además de encontrar este contentamiento en Dios, existen otras evidencias que señalan un claro crecimiento espiritual en el cristiano y que son visibles para los demás. Por ejemplo:

• No guardar rencor, sino perdonar a los demás se hace más fácil cada vez.
• Nuestra relación con el Señor será más profunda y sentiremos un deseo cada vez mayor de obedecerle en todo, no por temor, sino por amor.
• Igualmente, cuando pequemos, nuestro corazón se sentirá inmediatamente confrontado, entristecido y el arrepentimiento florecerá instantáneamente.

Está usted satisfecho espiritualmente? O siente un apetito creciente e insaciable por conocer más a Jesús?

Si usted es de los que piensa que ya ha hecho lo suficiente como cristiano, está cometiendo un grave y costosísimo error, además de perderse el verdadero gozo que se obtiene al ser plenamente llenos del conocimiento de Jesús.

“¹³ hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;”   (Efesios 4:13)