“!!Oh Jehová, cuánto se han multiplicado mis adversarios! Muchos son los que se levantan contra mí. 2 Muchos son los que dicen de mí: No hay para él salvación en Dios. 3 Mas tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí; Mi gloria, y el que levanta mi cabeza. 4 Con mi voz clamé a Jehová, Y él me respondió desde su monte santo. 5 Yo me acosté y dormí, Y desperté, porque Jehová me sustentaba. 6 No temeré a diez millares de gente, Que pusieren sitio contra mí. 7 Levántate, Jehová; sálvame, Dios mío; Porque tú heriste a todos mis enemigos en la mejilla; Los dientes de los perversos quebrantaste. 8 La salvación es de Jehová; Sobre tu pueblo sea tu bendición.” (Salmos 3)
Quisieras saber Quién es Dios y qué es lo que Él quiere más que nada en tu vida? Tal vez has acumulado mucho conocimiento intelectual acerca de la biblia, y eso es muy importante, pero no es lo principal. Tal vez estás sirviendo al Señor, lo que también es necesario. Y probablemente des generosamente en tu congregación, lo cuál es otro aspecto significativo de la vida cristiana. Pero lo que más importa es la profundidad de tu relación personal con el Señor. El conocimiento de Su Palabra, servir, diezmar y ofrendar nunca podrán reemplazar la imprescindible necesidad de lograr, mantener y hacer crecer continuamente nuestra íntima relación con Dios.
El rey David sabía de esta importante verdad que lo fortaleció durante los tiempos de prueba. Cuando su propio hijo Absalón trató de quitarlo de su trono, David huyó fuera de su ciudad desde donde escribió estas palabras: “3 Mas tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí; … 6 No temeré a diez millares de gente, Que pusieren sitio contra mí.” (Salmos 3:3, 6) David sabía que aún en la intensidad de la persecución y las amenazas de muerte, él podía contar con el infalible amor y protección de Dios.
A través de los salmos que escribió David, vemos repetidamente su determinación inquebrantable a depender del Señor. Fue esa pasión, no su fuerza, ni su capacidad para dirigir un ejército, ni su carisma, lo que lo convirtió en un gran hombre. Y, a pesar de haber cometido varios errores en su vida, la biblia lo describe como “un hombre conforme al corazón de Dios”. (1ª de Samuel 13:14; Hechos 13:22)
No es suficiente con leer la biblia, ofrecerte a servir en la iglesia, y dar dinero para la expansión del reino de Dios. Tu Creador desea conocerte personalmente. Y aunque las demostraciones de tu devoción a Él son importantes, estas deben ser el resultado de una relación cada vez más íntima con tu Padre Celestial.
Cuando de todo corazón nos dedicamos a seguir a Cristo, la devoción se producirá de forma natural y espontánea.