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Todo ser humano morirá físicamente, hasta que venga nuestro Señor Jesús a este mundo por segunda vez. Esto es algo inevitable. Aunque la ciencia desde tiempos antiguos sigue intentando encontrar una forma de vivir para siempre nunca lo logrará.
Los cristianos sabemos que solo UNO es el Dador de la vida y solo ÉL decide tanto el momento exacto de nuestro nacimiento como el momento exacto de nuestra muerte.
Esto lo vemos claramente en el siguiente pasaje:
“1 En aquellos días Ezequías enfermó de muerte. Y vino a él el profeta Isaías hijo de Amoz, y le dijo: Jehová dice así: Ordena tu casa, porque morirás, y no vivirás. 2 Entonces volvió Ezequías su rostro a la pared, e hizo oración a Jehová, 3 y dijo: Oh Jehová, te ruego que te acuerdes ahora que he andado delante de ti en verdad y con íntegro corazón, y que he hecho lo que ha sido agradable delante de tus ojos. Y lloró Ezequías con gran lloro. 4 Entonces vino palabra de Jehová a Isaías, diciendo: 5 Ve y di a Ezequías: Jehová Dios de David tu padre dice así: He oído tu oración, y visto tus lágrimas; he aquí que yo añado a tus días quince años. … 14 Como la grulla y como la golondrina me quejaba; gemía como la paloma; alzaba en alto mis ojos. Jehová, violencia padezco; fortaléceme. 15 ¿Qué diré? El que me lo dijo, él mismo lo ha hecho. Andaré humildemente todos mis años, a causa de aquella amargura de mi alma. 16 Oh Señor, por todas estas cosas los hombres vivirán, y en todas ellas está la vida de mi espíritu; pues tú me restablecerás, y harás que viva. 17 He aquí, amargura grande me sobrevino en la paz, mas a ti agradó librar mi vida del hoyo de corrupción; porque echaste tras tus espaldas todos mis pecados. 18 Porque el Seol no te exaltará, ni te alabará la muerte; ni los que descienden al sepulcro esperarán tu verdad. 19 El que vive, el que vive, este te dará alabanza, como yo hoy; el padre hará notoria tu verdad a los hijos. 20 Jehová me salvará; por tanto cantaremos nuestros cánticos en la casa de Jehová todos los días de nuestra vida.” (Isaías 38:1-5; 16-20)
De modo que como nadie puede evitar su propia muerte cuando Aquel Quien nos dio la vida decide que terminen nuestros días en este mundo, en vez de preocuparnos por lo inevitable, debemos ocuparnos diariamente en demostrar nuestro agradecimiento a nuestro Creador. Cuando Isaías le notificó a Ezequías que Dios había escuchado sus oraciones, él de inmediato decidió lo que haría los siguientes 15 años de su vida:
- Andaré humildemente todos mis años. Ezequías reconoció que podía respirar por la Gracia, Bondad y Misericordia inmerecida de Dios. Así nosotros, cada vez que respiramos, debemos, con toda humildad, darle gracias a Dios. Una de las más graves actitudes del ser humano es el orgullo. Vamos por el mundo queriendo ser el centro de atención y seguros de que todo lo que somos y tenemos nos lo merecemos. Si esto es así: Qué piensa usted que merece que Dios le dé?
- El que vive, el que vive, este te dará alabanza, como yo hoy. Qué tan frecuentemente alaba y da gracias al Señor? Solamente cuando viene al templo? Cuánto tiempo de su oración lo usa para alabar y agradecer a Dios? (Elaborar sobre los pretextos para no cantar alabanzas a Dios)
- El padre hará notoria tu verdad a los hijos. Otra manera de demostrar nuestra gratitud a Dios, y también como forma de alabanza, es compartir con los demás las bendiciones que recibimos, especialmente con nuestros hijos. Que ellos y todos sepan que reconocemos el Poder de Dios obrando en nuestras vidas, Su perdón, Su Salvación, Su Misericordia, Su Bondad, Su Benignidad, Su Fidelidad, Su Amor! Y, además, enseñarles Su Verdad, es decir, las Sagradas Escrituras todos los días. ¿Cada cuándo lee usted la biblia con sus hijos?
- Por tanto cantaremos nuestros cánticos en la casa de Jehová todos los días de nuestra vida. Aunque no tiene absolutamente nada de equivocado venir al templo todos los días a alabar a Dios, el contexto del pasaje es que, si en verdad estamos agradecidos, así tendría que ser. No visitar el templo cada domingo, sino tener el deseo sincero en nuestro corazón de alabarle, adorarle, y agradecerle todos los días y a todas horas por cada momento que me permite respirar.
Por último, hay una advertencia en el pasaje que nos revela otra gran enseñanza: “18 Porque el Seol no te exaltará, ni te alabará la muerte; ni los que descienden al sepulcro esperarán tu verdad.”
Aquellos seres humanos que mueren sin reconocer y confesar a Jesús como su Dios, Rey, Señor y Salvador, irán al Seol al morir y desde el momento en que fallecen no querrán ni podrán alabar a Dios. Estarán atormentados para siempre. Mientras que los que morimos en Cristo, estaremos alabando a Dios por la eternidad, es decir, para esto es que fuimos creados, para alabar y agradecer a Dios por todo!!!
“11 Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los seres vivientes, y de los ancianos; y su número era millones de millones, 12 que decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza. 13 Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos. 14 Los cuatro seres vivientes decían: Amén; y los veinticuatro ancianos se postraron sobre sus rostros y adoraron al que vive por los siglos de los siglos.” (Apocalipsis 5:11-14)
Una enseñanza más en la que necesitamos meditar es que el rey Ezequías fue avisado de que iba a morir pero Dios le dio tiempo para “ordenar su casa”. Nosotros seríamos muy prudentes si siempre conservamos “nuestra casa” en orden, pues no sabemos el día en que moriremos. (1ª de Reyes 2:1-4)
¿Qué les enseña a sus hijos que deben hacer cuando usted ya no esté?
CONCLUSIÓN
Muchos de nosotros pasamos por situaciones difíciles durante nuestro andar en este mundo. Sufrimos, lloramos, enfermamos y nos lamentamos como la grulla queriendo que la mayor cantidad de personas sepan por lo que estamos padeciendo. Pero el mensaje de hoy nos enseña que sin importar nuestra situación, Dios espera que tomemos las mismas decisiones que tomó el rey Ezequías:
- Vivir humildemente
- Agradecer a Dios cada instante de vida
- Alabar Su Nombre constantemente
- Enseñar Su Verdad a nuestros hijos y nietos
- Estar en Su Casa de Oración siempre
“15 Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos. 16 La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales. 17 Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.” (Colosenses 3:15-17)
Veamos nuevamente la oración del rey Ezequías: “2 … Oh Jehová, te ruego que te acuerdes ahora que he andado delante de ti en verdad y con íntegro corazón, y que he hecho lo que ha sido agradable delante de tus ojos.”
Si usted supiera que va a morir, podría orar con esta misma certeza?
Cuánto tiempo más de vida cree que Dios le concedería o que “merecería” vivir de acuerdo con su entrega y servicio a Dios?