LAS RECOMPENSAS DE LA PACIENCIA

“Pacientemente esperé a Jehová, Y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; Puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos. Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, Y confiarán en Jehová. Bienaventurado el hombre que puso en Jehová su confianza,”                 (Salmos 40:1-4)

 Las Sagradas Escrituras contienen muchas historias de personajes quieres esperaron años o aún décadas antes de ver cumplidas las promesas que el Señor les había hecho. Lo que los creyentes de nuestra época podemos aprender de la paciencia de santos como Abraham, José, David y Pablo, es que esperar en el Señor nos garantiza beneficios eternales.

Por ejemplo, sabemos que David fue escogido para heredar el trono de Israel, pero tuvo que esperar muchos años evadiendo la terrible persecución del rey Saúl, quien buscaba acabar con su vida. A pesar de haber tenido dos oportunidades para vengarse y así asumir el trono que quedaría vacante, David resistió la tentación de matarlo y perdonó la vida a Saúl. David eligió ajustarse a los tiempos de Dios para ser coronado, antes que deshonrar al Señor al matar a aquel quien había sido ungido rey. Los salmos escritos por David revelan su profunda conciencia de que Dios estaba trabajando en su vida.

Este pastor, llamado por Dios para ser rey, no sólo logró su objetivo a través de ejercer la paciencia; también pudo constatar que los caminos y los tiempos de Dios, siempre son perfectos.

David nos dejó con su vida un gran testimonio para que nosotros podamos aprender y reflexionar en la Fidelidad de Dios. David estaba determinado y comprometido a esperar en el Señor, y, como resultado, él obtuvo la aprobación y la bendición del Padre celestial. Nosotros no debemos desestimar la recompensa que nos espera por vivir esperando la voluntad de nuestro Omnisciente e Omnipotente Dios. Entendamos que este galardón no está reservado únicamente para los “gigantes de la fe” como David. Todos quienes obediente y pacientemente esperan hasta que el Señor actúe en su favor, reposarán bajo Su cuidado y verán cumplidas Sus Promesas.

“Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán y no se fatigarán”.   (Isaías 40:31)

David no recibió tantas bendiciones porque fuera un hombre especial; él fue honrado por Dios sobre el resto de los hombres precisamente porque honró al Señor por sobre todos y todo lo demás, incluyendo su propio ser. Y, dado que confió totalmente en la Fidelidad de Dios, pudo soportar las pruebas con paciencia.

Nosotros también, recibiremos las bendiciones del Altísimo, si esperamos pacientemente en el Señor.

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