“13 Te mando delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y de Jesucristo, que dio testimonio de la buena profesión delante de Poncio Pilato, 14 que guardes el mandamiento sin mácula ni reprensión, hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo, 15 la cual (i.e. Su aparición) a su tiempo mostrará el bienaventurado y solo Soberano, Rey de reyes, y Señor de señores, 16 el único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y el imperio sempiterno. Amén.” (1ª a Timoteo 6:13-16)
Soberanía = Autoridad Suprema e independiente.
¿Qué tanto reconocemos y aceptamos de todo corazón y con absoluta convicción, que Dios ES Soberano sobre toda Su Creación, incluyendo mi propio ser?
La siguiente declaración debe estar profundamente inmersa en nuestro ser, espíritu, alma, mente y cuerpo, de tal manera que no permita ni la más mínima duda de que esta es la verdad absoluta sobre la que está fundada mi fe:
Dios Es Auto existente, Es Eterno, Omnisciente, Omnipresente y Omnipotente, Santo e Inmutable, Es el Creador Soberano y Sustentador del universo, Su Palabra es Veraz y Perfecta. Todas son verdades absolutas e indiscutibles, lo creamos o no lo creamos.
Aunque toda la humanidad lo dudara, no podría cambiar ninguna de estas verdades. Dios seguirá siendo Soberano y Su Palabra seguirá siendo la Verdad absoluta. Entonces:
- Es correcto juzgar que algo que Dios ha permitido está mal?
- Seré yo más sabio que mi Creador?
- Acaso podría hacer cambiar de opinión a Dios si me rehúso a acepar Su voluntad?
“2 Ciertamente yo sé que es así; ¿Y cómo se justificará el hombre con Dios? 3 Si quisiere contender con él, No le podrá responder a una cosa entre mil. 4 Él es sabio de corazón, y poderoso en fuerzas; ¿Quién se endureció contra él, y le fue bien?” (Job 9:2-4)
“13 ¿Por qué contiendes contra él? Porque él no da cuenta de ninguna de sus razones.” (Job 33:13)
“22 He aquí que Dios es excelso en su poder; ¿Qué enseñador semejante a él? 23 ¿Quién le ha prescrito su camino? ¿Y quién le dirá: Has hecho mal?” (Job 36:22-23)
“6 Respondió Jehová a Job desde el torbellino, y dijo: 7 Cíñete ahora como varón tus lomos; Yo te preguntaré, y tú me responderás. 8 ¿Invalidarás tú también mi juicio? ¿Me condenarás a mí, para justificarte tú? 9 ¿Tienes tú un brazo como el de Dios? ¿Y truenas con voz como la suya?” (Job 40:6-9)
“14 ¿Qué, pues, diremos? ¿Que hay injusticia en Dios? En ninguna manera. … 20 Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: Por qué me has hecho así?” (Romanos 9:14, 20)
Respecto a la forma en que Dios responde a nuestras oraciones y por qué a veces sí y a veces no nos concede las peticiones de nuestro corazón, debemos reconocer que por sobre todas las cosas está la Soberanía de Dios:
Cuando recibes las peticiones de tu corazón, estás viviendo bajo la voluntad de Dios.
“14 Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. 15 Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.” (1ª de Juan 5:14-15)
Cuando no recibes las peticiones de tu corazón, estás viviendo bajo la protección de Dios.
“26 Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. 27 Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.” (Romanos 8:26-27)
Por lo tanto, recibamos o no lo que estamos pidiendo, lo que creemos necesitar, debemos dar gracias de todo corazón a nuestro Creador porque en Su Soberanía, Misericordia, Bondad y Omnisciencia, Él Sabe lo que es bueno para Sus hijos.
CONCLUSIÓN
Si no conocemos a Dios a través de Su Palabra, es obvio que no sabremos si las peticiones de nuestro corazón serán algo que a Él le agradará o que estará en armonía con Su voluntad, Sus planes y Sus propósitos para nuestra vida.
Pero si buscamos de todo corazón conocerle y obedecerle, Deleitándonos en Él, Encomendándole nuestro camino, Confiando en Él, Guardando silencio y Esperando en Él, reconociendo Su Soberanía, no sólo nos concederá las peticiones de nuestro corazón sino que nos dará mucho más de lo que le pedimos:
“20 Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, 21 a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén.” (Efesios 3:20-21)