UNA VISIÓN REALISTA DE LA VIDA

Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que aman su venida.”   (2ª a Timoteo 4:6-8)

La humanidad desde tiempos antiguos hace toda clase de intentos desesperados por posponer la muerte. Las vitaminas, el ejercicio, las dietas y otras son formas en las que intentamos de vivir tantos años como nos sea posible. No digo que eso sea malo. Sin embargo, EL MOTIVO, por el cuál queremos vivir más, es la clave.

Por ejemplo, ya que nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo (1ª a Corintios 3:16), debemos de cuidarlo Su morada lo mejor posible. Y ya que Dios nos ha preparado de antemano para hacer buenas obras (Efesios 2:10), debemos estar en buena forma para poder cumplir las tareas que Él nos encomiende.

Por otro lado, el deseo de prolongar la vida por temor a morir no proviene de Dios. Porque Jesús murió en nuestro lugar, aquellos que hemos puesto nuestra fe en Él como nuestro Dios, Rey, Señor y Salvador no tenemos ningún temor a morir. Una vez que hemos sido salvados, tenemos la seguridad de que al terminar nuestros días en el mundo terrenal, iremos a morar a un nuevo hogar y ahí viviremos por la eternidad en Su Presencia. Y, de acuerdo con las Escrituras, el temor en sí mismo no proviene de Dios. (1ª de Juan 4:18) De hecho, el apóstol Pablo nos asegura que la muerte física lleva a los creyentes directamente al cielo para estar con el Señor para siempre. (2ª a Corintios 5:8)

Dios sabe de antemano los días, horas y segundos que durará la vida de cada persona. Con esta verdad en mente, como podemos prepararnos mejor para lo que viene después de la vida? El primer paso, es recibir y confesar a Jesús como nuestro Señor y Salvador a través de poner nuestra fe en Él. Después, debemos rendir nuestra vida a Sus pies y tratar de caminar conforme a Su voluntad. Más aún, es vital que los creyentes se nieguen a ver este mundo como su hogar. Si empezamos a sentirnos muy cómodos aquí empezamos a buscar la seguridad y la felicidad por medio de ser exitosos en lo que hacemos, no podremos mantener una perspectiva de lo que nos espera en la eternidad.

Es un hecho innegable que nuestro tiempo en la tierra es temporal. Sería un grave error no prepararnos para lo inevitable. Cuál es la mejor forma en la que usted puede vivir a fin de estar listo para cuando Dios decida que ha llegado el momento de dejar este mundo?

16 Mi embrión vieron tus ojos, Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas Que fueron luego formadas, Sin faltar una de ellas. 17 ¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos! 18 Si los enumero, se multiplican más que la arena; Despierto, y aún estoy contigo. … 23 Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos; 24 Y ve si hay en mí camino de perversidad, Y guíame en el camino eterno.”    (Salmos 139:16-18, 23-24)

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