“4 Deléitate asimismo en Jehová, Y él te concederá las peticiones de tu corazón.” (Salmos 37:4)
Ahora que tenemos una clara idea de lo que son los celos y el tremendo daño que pueden causar, necesitamos examinar formas prácticas para eliminar este problema de nuestra vida. Si usted ha dado cuenta de que ha sido o está siendo afectado por sentimientos de envidia o celos, siga estos pasos hoy mismo:
- Reconozca que es celoso(a): Sea honesto consigo mismo, y no permita que el enemigo se introduzca en su mente y lo convenza de lo contrario.
- Admita que está en conflicto con Su Señor: Este paso es muy importante porque evitará que usted considere los celos como algo normal en la vida del ser humano y por tanto es un comportamiento aceptable.
- Agradezca a Dios por lo que Él está haciendo o permitiendo en las vidas de las demás personas: Tal vez Dios está obrando en esas vidas para cambiarlas para su bien. Ore por ellas!
- Haga algo bueno para esa persona en particular: Esto puede parecer algo imposible, pero la acción de hacer una buena obra, aunque usted no lo crea así, provocará en su mente un cambio radical sobre esos sentimientos negativos que le carcomen por dentro.
- Pida a Dios que le permita ver a cada individuo como lo ve Él: Este es el paso que más le ayudará, porque provocará que veamos a los demás más allá de nuestra propia perspectiva y como alguien que es valioso a los ojos de Dios.
- Ahora, enfoque su atención en todo lo que Dios está haciendo en su vida: Sus planes para usted son tan grandes e importantes como Sus planes para aquella persona hacia la que usted siente celos.
- Grabe y recite en su corazón y en su mente el Salmo 37:4 cada vez que se sienta inclinado a sentir celos o envidia.
Cuando usted siga estos pasos y decida realmente deleitarse en el Señor y confiar en que Él lo bendecirá de acuerdo con Sus planes y propósitos, con aquello que sólo Él puede saber que es lo mejor para usted, entonces ya nunca sentirá ni envidia ni celos en su vida.
Entonces experimentará un sentimiento profundo de contentamiento que reemplazará esa vieja sensación de envidia e insatisfacción.