La fe verdadera está fundamentada en las Sagradas Escrituras y se sujeta a sus principios eternos. El creyente genuino confía en que Dios es Quien dice ser, y tiene la certeza de que Dios hará todo lo que ha prometido.

Esa clase de fe verdadera es la que vale compartir con los demás, y esto puede hacerse de varias maneras diferentes. Por ejemplo, explicar verbalmente nuestras creencias. Pero al mismo tiempo, esto tiene que ser congruente con nuestra forma de vida, lo que frecuentemente es un método aún más efectivo y convincente para influir en la vida de aquellos que no conocen a Cristo.

Cuando otras personas nos ven orar de rodillas o si nos piden orar por ellos y escuchan nuestra oración, podemos influenciar profundamente sus vidas. Sobre todo, cuando las circunstancias son más difíciles de lo normal, de tal forma que nos parezca imposible salir adelante, al humillar nuestro corazón y pasar más tiempo en Su Presencia, aprenderemos que, confiar y descansar en Su Omnipotencia y Omnisciencia, causará tres efectos duraderos:

1. Le daremos a Dios la oportunidad de mostrar todo Su Poder en nuestra vida,
2. Descubriremos que Dios es siempre Fiel,
3. Descansaremos de todo el peso que nos abruma.  “²⁸ Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. ²⁹ Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; ³⁰ porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.”    (Mateo 11:28-30)

La consistencia y perseverancia son otras dos importantes facetas de cómo compartir nuestra fe. Por ejemplo, cuando enseñamos a los niños a orar y a leer la Palabra de Dios, si somos constantes y perseverantes, ellos también aprenderán a confiar en Dios cuando enfrenten los problemas de la juventud.

Otra forma de transmitir nuestra fe es cuando Dios nos permite pasar por alguna prueba. Si somos fieles, le demostraremos a los demás como debe comportarse un verdadero cristiano cuando enfrenta situaciones inesperadas.

Si vivimos nuestra fe de forma visible y audible, estaremos transmitiendo aquello que es mucho más valioso que cualquier riqueza material.