BUENOS DESEOS

Tal vez en alguna ocasión, siendo creyentes y conociendo las Sagradas Escrituras, nos hemos apresurado a ofrecer a Dios que dejaremos algún mal hábito, o que nos esforzaremos en erradicar una mala costumbre o pecado, o nos hemos comprometido a dedicarle más tiempo, o a no faltar al templo, etcétera. Es natural que queramos ser mejores y parecernos más a Jesús, y, con este sano deseo en nuestro corazón, tendemos a hacernos promesas a nosotros mismos y a otras personas también, incluyendo en algunos casos a Dios, aunque la misma biblia nos invita a ser muy cuidadosos en cuanto a las palabras que salen de nuestra boca.

Cuando fueres a la casa de Dios, guarda tu pie; y acércate más para oír que para ofrecer el sacrificio de los necios; porque no saben que hacen mal. No te des prisa con tu boca, ni tu corazón se apresure a proferir palabra delante de Dios; porque Dios está en el cielo, y tú sobre la tierra; por tanto, sean pocas tus palabras. Porque de la mucha ocupación viene el sueño, y de la multitud de las palabras la voz del necio. Cuando a Dios haces promesa, no tardes en cumplirla; porque él no se complace en los insensatos. Cumple lo que prometes. Mejor es que no prometas, y no que prometas y no cumplas. No dejes que tu boca te haga pecar, ni digas delante del ángel, que fue ignorancia. ¿Por qué harás que Dios se enoje a causa de tu voz, y que destruya la obra de tus manos? Donde abundan los sueños, también abundan las vanidades y las muchas palabras; mas tú, teme a Dios.”   (Eclesiastés 5:1-7)

En ese mismo sentido, podría pasar que nos “prometamos a nosotros mismos”, sin decirle a nadie más, que buscaremos la oportunidad para ayudar o hacer algo por suplir la necesidad de algún hermano o hermana, (dedicar tiempo, recursos, etcétera) corriendo el riesgo de no poder cumplir ese buen deseo. También en estas situaciones estaríamos fallándole a Dios, porque Él es Quien debe administrar todo lo que somos y tenemos, incluyendo nuestro tiempo.

Una parte de la solución para “no correr el riesgo” de desear o hacer algo que Dios podría considerar como pecado, es orar por aquello que deseamos que suceda a otros cristianos, creyendo de todo corazón, que todo lo que pedimos en intercesión será de bendición para sus vidas. Aquí vemos algunos ejemplos de lo que debemos pedir:

1. Que experimentes situaciones especiales y trascendentes. Por ejemplo:

  • Un acto de obediencia que requiera mucho valor y que te cueste algo.
  • La transformación espiritual que proviene de tomar conscientemente la decisión de decirle a Dios “SÍ”, sin importar ni saber a dónde te llevará esa decisión.
  • Ceder a hacer aquello a lo que Dios te esté llamando a hacer, en vez de aquello que tú prefieres hacer para Él.
  • Obedecer esa porción de las Escrituras que te cuesta trabajo creer o aceptar.

2. Que sientas el gozo de saber que fuiste el instrumento que Dios usó para que alguien decidiera aceptar, confesar y seguir a Cristo como el Señor de su vida:

  • Que alguien mencione tu nombre cuando pregunten su testimonio de conversión o antes de ser bautizado.

3. Que disfrutes la libertad, la paz y la seguridad que provoca el organizar tus finanzas sobre la base de dar, guardar y vivir:

  • Que tu corazón no se vaya detrás de tus posesiones. (Mateo 6:19-21) 
  • Tener un plan para distribuir tus bienes y tus gastos.
  • Si tienes un plan para dar, podrás hacer un plan para guardar y para vivir.

4. Que seas la diferencia que tu compromiso y generosidad ha causado en tu iglesia.

Doy gracias a mi Dios, haciendo siempre memoria de ti en mis oraciones, porque oigo del amor y de la fe que tienes hacia el Señor Jesús, y para con todos los santos; para que la participación de tu fe sea eficaz en el conocimiento de todo el bien que está en vosotros por Cristo Jesús. Pues tenemos gran gozo y consolación en tu amor, porque por ti, oh hermano, han sido confortados los corazones de los santos.”   (Filemón 1:4-8)

5. Que logres deshacerte de ese pecado que te esclaviza.

11 Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro. 12 No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias; 13 ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia. 14 Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.”   (Romanos 6:11-14) (Comparar con 1ª de Pedro 4:1-3)

“El objetivo de la concupiscencia es la gratificación de los sentidos, mientras que los buenos pensamientos nacen de la sumisión de la razón a Dios.”

6. Que tu prioridad sea Cristo, por encima de ti mismo, de tu pareja, de tu familia, de tu trabajo, de la sociedad y de tus placeres.

34 Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. 35 Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará. 36 Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? 37 ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? 38 Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles.”   (Marcos 8:34-38 (Comparar con Lucas 14:26-27)

7. Que sigas buscando, pidiendo y llamando como prueba de que tu fe no mengua.

7 Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.”   (Mateo 7:7-8)

Estas peticiones no son para que nos excusemos en ellas para no hacer algo por los demás, pues el mandamiento es “amar de hecho y en verdad.” (1ª de Juan 3:18) Sino para atraer las bendiciones que Dios ha prometido sobre todo aquel que guarde, es decir, que obedezca sus mandamientos.

Expresar estos buenos deseos para nuestros hermanos en la fe, en ferviente oración, ciertamente traerá bendiciones a sus vidas y nosotros nos gozaremos y daremos a Dios la Gloria y toda nuestra gratitud cuando veamos como obra nuestro Señor como respuesta a nuestras peticiones.

La mayor y más hermosa sensación de plenitud y gozo se percibe al saber que hemos sido instrumentos útiles en las manos de nuestro Creador!

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