CAUSAS Y PROPÓSITOS DE LA ENFERMEDAD

Lo primero que debemos entender es que Dios creó perfectos al hombre y a la mujer, es decir, no había posibilidad alguna de que se enfermaran por ninguna causa. Todas las plantas y árboles frutales que Dios creó para que se alimentaran eran buenos. (Génesis 1:11-12) No había animales ponzoñosos. Además, el clima se mantenía a una temperatura que no les causaría daño alguno.

No fue sino hasta que el hombre y la mujer pecaron, que la tierra fue maldecida por Dios y entonces empezó a producir hierbas, plantas y frutos que podían causarles enfermedades y así mismo los animales se volvieron contra el ser humano. (Génesis 3:17-19) Las condiciones climáticas no cambiaron sino hasta después del diluvio. Posteriormente, Dios permitió que el ser humano consumiera carne de animales además de las plantas y frutos.   (Levítico capítulo 11)

Las causas de enfermedad generalmente proceden de estos factores:

  1. Lo que consumimos
  2. Nuestro estilo de vida
  3. Aquello a lo que nos exponemos
  4. Edad
  5. Factores externos

Podríamos concluir entonces que enfermarnos o no, depende en gran parte de lo que nosotros mismos hagamos o dejemos de hacer con nuestro cuerpo.

También debemos entender que los propósitos por los que un creyente enferma son diferentes a las razones por las que enferma un no creyente.

Históricamente algunas sectas, incluyendo los judíos (Juan 9:1-2), aseguran que si alguien enferma es porque ha cometido algún pecado. También hay quien cree que toda enfermedad es ocasionada por satanás, y se basan en la historia de Job para tratar en vano de demostrarlo. (Job 1:1-22; 2:1-7) La reprensión expresada directamente por Dios echa por tierra esta falsa enseñanza. (Job 42:7-9)

En realidad, si la enfermedad fuera únicamente por causa de nuestro pecado, viviríamos enfermos todos los días de nuestra vida.

Del mismo pasaje de Job derivamos la enseñanza bíblica de que Dios “permite” que los seres humanos se enfermen. Es decir, si Él quiere, puede evitar que alguien se enferme, así como también, puede “permitir” lo contrario.

Los propósitos para que un no creyente se enferme son:

  • Para castigarlo por su rebeldía. (Éxodo 9:1-12; {muerte} 11:1-7)
  • Para que en su desesperanza busque a Dios.

Los propósitos para que un creyente enferme son:

  • Para disciplinarlo. (Números 12:1-10; 2º de Samuel 12:13-18)
  • Para probar su fe. (Santiago 1:2-4; 5:13-15; {muerte} 19-20)
  • Para que Dios sea glorificado. (Juan 9:3; Hechos 3:1-10)

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