DE QUÉ SE TRATA LA IGLESIA

Existen muchos edificios o templos en cada país de modo que podemos localizar fácilmente el que nos quede más cerca o más cómodo para asistir los domingos. Pero decidir a cuál nos debemos unir, requiere más análisis que simplemente su ubicación. La Palabra de Dios nos da instrucciones específicas a este respecto.

Primero, es necesario entender el significado bíblico de la palabra “iglesia”, ya que mucha gente comete el error de referirse al edificio o al templo como “la iglesia.” En el idioma griego original que usó Jesús, la palabra “ecclesia” se usa para referirse a un grupo de personas que son llamadas por la Gracia de Dios para apartarse del mundo con el propósito de adorar y servir a Cristo. En el siguiente pasaje vemos que el apóstol Pablo especifica que los creyentes que conforman la iglesia son el cuerpo de Cristo y que Jesús ES la Cabeza de dicho grupo de creyentes. Y, bajo el liderazgo de Cristo, podemos disfrutar de la unión de un solo cuerpo que, armoniosamente cumple el propósito para el cuál Jesús la instituyó:

11 Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, 12 a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, 13 hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; 14 para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, 15 sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, 16 de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.”   (Efesios 4:11-16)

El diseño de Dios para esta sagrada reunión de creyentes incluye la adoración, la alabanza, la instrucción, la exhortación, el evangelismo y el ministerio hacia aquellos que están en alguna necesidad, tanto dentro como fuera de las paredes del templo. Una congregación sana es posible solo si todos los miembros se sujetan y obedecen a la dirección del Espíritu Santo. La obra de la iglesia debe hacerse bajo Su Poder, en humilde sumisión a la voluntad del Señor.

Para ayudarle a determinar si la congregación a la que usted asiste está o no siguiendo el diseño que Jesús, Quien es Su fundador, debe preguntarse:

  • ¿Cree la iglesia que la Biblia es la Palabra infalible de Dios, y que NO se requiere ninguna otra escritura o libro para interpretarla?
  • ¿Los pastores predican usando únicamente la Biblia, procurando arraigar a los creyentes en la verdad de las Escrituras, edificándolos en la fe y desafiándolos a vivir en santidad para poder servir a Su Señor?
  • ¿Tiene la iglesia como fin principal “ir y hacer discípulos”?
  • ¿Se predica acerca del pecado, de la condición perdida de la humanidad, de la amorosa oferta de salvación y de la responsabilidad final del hombre a rendir cuentas a Su Creador?

Unirse a una congregación es una decisión importante. Si en su congregación solo se predican sermones “suaves” o “bonitos”, o se ofrece prosperidad, o sanar enfermos, no se habla del pecado ni del infierno, o si solo se asiste para “cumplir” una hora cada semana, pídale con toda humildad a Dios que le permita encontrar una congregación que verdaderamente esté sujeta al diseño de Jesús para Su iglesia.

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