EL ORIGEN DE NUESTRA ADVERSIDAD

10 Nunca digas: ¿Cuál es la causa de que los tiempos pasados fueron mejores que estos? Porque nunca de esto preguntarás con sabiduría. 11 Buena es la ciencia con herencia, y provechosa para los que ven el sol. 12 Porque escudo es la ciencia, y escudo es el dinero; mas la sabiduría excede, en que da vida a sus poseedores. 13 Mira la obra de Dios; porque ¿quién podrá enderezar lo que él torció? 14 En el día del bien goza del bien; y en el día de la adversidad considera. Dios hizo tanto lo uno como lo otro, a fin de que el hombre nada halle después de él.”  (Eclesiastés 7:10-14)

¿Le resulta difícil comprender la razón por la que Dios permite el sufrimiento y el dolor?

En medio de dificultades, podemos preguntarnos por qué Dios permite las situaciones dolorosas. ¿Cómo conciliamos nuestro sufrimiento con su amor por nosotros y su poder para evitar o detener nuestro dolor? Para entender lo que sucede, debemos considerar las posibles fuentes de adversidad.

EL MUNDO CAÍDO: Cuando el pecado entró en el mundo, llegó el sufrimiento. Así que podríamos preguntarnos por qué Dios no nos hizo como marionetas incapaces de elegir el pecado. Pero si careciéramos de libre albedrío, no podríamos elegir amarlo. Y el amor, como tal, debe ser voluntario.

NUESTRAS PROPIAS ACCIONES: A veces enfrentamos las consecuencias de nuestras decisiones imprudentes o pecaminosas.

EL ATAQUE DEL DIABLO: El objetivo de Satanás es destruir las vidas y el testimonio de los creyentes, haciéndonos débiles e inútiles para los propósitos de Dios.

Para que aceptemos que Dios permite la adversidad, primero debemos verla desde Su perspectiva.

¿Se concentra usted en el dolor de su experiencia o en el Señor y Su fidelidad?

Como cristianos, tenemos la seguridad de que ningún problema llega a nuestra vida a menos que Dios pueda usarlo para lograr Sus bondadosos propósitos, probar nuestra fe, prepararnos para ayudar, mostrar misericordia, compasión, para consolar y aconsejar cuando otras personas experimenten circunstancias similares, y, sobre todo, para conformarnos cada vez más a Su Hijo Jesús.

 

Print your tickets