EL PODER INTERIOR

14 Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, 15 de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra, 16 para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; 17 para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, 18 seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, 19 y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios. 20 Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, 21 a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén.”   (Efesios 3:14-21)

Es difícil aceptar que la siguiente declaración se aplica a mi vida, pero es totalmente cierta a la luz de la biblia: “Eres tan bueno como siempre lo has sido. Ya eres tan bueno como podrías llegar a ser. Nunca serás más bueno de lo que ya eres ahora.”

Hemos crecido creyendo una idea falsa: que los creyentes somos llamados a poner todo nuestro esfuerzo por cambiar nuestra naturaleza y nuestros instintos carnales a fin de poder hacer todo bien, todo el tiempo. La verdad es que nunca fue el plan de Dios que nosotros fuéramos cada vez “más buenos”, simplemente porque es imposible “mejorar la carne”, PERO, al aceptar a Jesús como nuestro Salvador, el cuerpo se convierte en el “templo del Espíritu Santo”, (1ª a Corintios 6:19-20) y Él es Quién vivirá a través de nosotros, haciendo a un lado lo que es inmejorable, es decir, nuestra carne.

Si reflexionas, tu carne no ha cambiado absolutamente nada desde que aceptaste a Cristo. Pero conforme el Espíritu Santo libera Su Poder sobrenatural en tu vida, verás como Él te usa para hacer cosas que van más allá de lo que podrías haber hecho con tus capacidades, inteligencia, conocimiento y habilidades naturales.

Aunque se podrían mencionar muchas más, hay cuatro tes básicas que el Espíritu Santo produce en el creyente como resultado de una vida de fe:

  1. El Espíritu ilumina la mente, permitiendo al creyente entender la Palabra de Dios. (Juan 14:26; 1ª a Corintios 2:10-14)
  2. Produce el deseo de hacer aquello que está bien para Dios. (Filipenses 2:13)
  3. Nos estimula a ser un reflejo del carácter de Jesús. (Gálatas 5:22-25)

En conclusión, nuestra carne es insuficiente para hacer el bien. Solamente el Espíritu Santo viviendo en nuestro interior tiene el Poder y la Sabiduría para vivir una vida cristiana victoriosa. Es por eso por lo que Dios nos dio Su Espíritu, a través de Su obra en nosotros, podemos recoger las bendiciones reservadas para quienes viven una vida santa y piadosa.

11 Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, 12 enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, 13 aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, 14 quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras.”   (Tito 2:11-14)

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