“21 Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. 22 Profesando ser sabios, se hicieron necios, … de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, … pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, 27 y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío. … 32 quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican.” (Romanos 1:21-32)
Dios se ha revelado a la humanidad y ha provisto todo lo necesario para que los seres humanos puedan establecer una relación con Él. Sin embargo, mucha gente necia ha rehusado Su ofrecimiento.
Al elegir vivir sin Dios, una persona caerá en una espiral descendiente hacia los peores pecados y una visión distorsionada de la verdad. Y, como la ignorancia se superpone la inteligencia, desencadenará en un corazón perverso y entenebrecido. Estos individuos ansían encontrar algo que llene su vacío interno pero rechazan reconocer que solamente el Señor puede satisfacer esa necesidad.
Deseando llenar su vacío espiritual, las personas buscarán algún ídolo al cuál adorar. No necesariamente será una estatua de madera, piedra o metal, sino algo en lo que pueda enfocar su afecto personal. Estos “ídolos” ocuparán el tiempo, la energía y las pasiones de la persona; en el mundo actual idolatra el dinero, la posición social y las relaciones. Basan su seguridad en todo ello.
Incluso se abandonarán al deseo y la práctica de los placeres mundanos, pero aún así, nada de ello satisfará y llenará su vacío interno. Son placeres momentáneos. A estas personas, eventualmente: “Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen;” (Romanos 1:28), a una mente que ya no podrá tomar decisiones inteligentes.
Recuerde, Dios Padre desea tener una relación con cada uno de los seres que Él creó. Tanto nos ama, que dio a Su Hijo Unigénito para hacer posible esta relación. Es el ser humano quien rechaza a Dios y con ello inicia su jornada hacia una vida de pecado y vaciedad que nada podrá satisfacer.
Vea a su rededor. Dese cuenta de la evidencia que demuestra la existencia de un Santo y Amoroso Dios Quien le busca para entablar una relación de íntima amistad con usted. No rechace este ofrecimiento. Las consecuencias de ello serán devastadoras y muy peligrosas.
Los beneficios de aceptar la oferta de amistad de Dios no sólo llenarán su vacío hoy, sino que rebosarán en su alma por la eternidad.