EL PROCESO DE SANTIFICACIÓN

11 Acerca de esto tenemos mucho que decir, y difícil de explicar, por cuanto os habéis hecho tardos para oír. 12 Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos (i.e. principios) de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido. 13 Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño; 14 pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal.”   (Hebreos 5:11-14)

Muchos de los inventos modernos están diseñados para ayudarnos a completar nuestras tareas de manera cada vez más rápida. Por ejemplo, los microondas, las lavavajillas y las computadoras reducen drásticamente el tiempo que se dedica a algunas tareas. La nueva tecnología ha causado a nuestras vidas el efecto de querer hacer todo a un paso acelerado y al mismo tiempo buscar soluciones casi instantáneas para todo.

Pero no todos los procesos, se prestan para la aceleración. Considere el crecimiento espiritual de un cristiano, que se conoce como la santificación. Ser un cristiano no es un evento de un solo momento ni tampoco algo que se pueda lograr en un tiempo récord. Por el contrario, es una jornada que dura toda la vida. Hay mucho que aprender a lo largo del camino, y aun cuando a veces decidamos erróneamente una ruta más larga de lo necesario, realmente no hay atajos ni caminos cortos.

Tristemente, muchos cristianos crecen muy poco o nada después de su salvación. No están decididos o interesados en hacer crecer su fe ni en ser discipulados. Otros ni siquiera intentan madurar espiritualmente por medio de la meditación en las Sagradas Escrituras, o teniendo compañerismo con otros creyentes. Algunos pasan la vida sin “saber” orar y se niegan a tomar el privilegio de dirigirse directamente a Quien debe ser su Señor. Dios no se agrada cuando Sus hijos son negligentes o indolentes. Es por eso que Su Palabra nos ordena: “Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo”   (2ª de Pedro 3:18)

Reflexione en todas las formas en que el crecimiento espiritual beneficia al creyente. Al entender los caminos de Dios, podrá andar en obediencia, tener gozo y cumplir el propósito de glorificar a Dios con su vida. Además, tendremos le habilidad para discernir, distinguir y seguir la Verdad en vez de la mentira y las falsas enseñanzas.

Debe preguntarse: Ha cambiado algo en mi vida y en mi forma de ser desde el día en que fui salvo? Puede describir, sin lugar a dudas, en qué áreas ha crecido espiritualmente en el último año?

Su Padre Celestial quiere que madure! Así que debe hacer un esfuerzo continuo para cooperar con Dios a fin de que Él pueda lograr Su propósito en usted. Deléitese en las Escrituras todos los días, ore fervientemente, busque reunirse con creyentes en vez de con mundanos, arrepiéntase y confiese constantemente, humildemente, y sinceramente todos sus pecados, y suplique el perdón de Dios para que pueda estar en perfecta armonía con Él, crecer espiritualmente, y perfeccionar su proceso hacia la santidad.

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