“14 Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? 15 Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, 16 y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? 17 Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.” (Santiago 2:14-17)
Todo ser humano toma decisiones en todo momento con base en lo que cree, desde las cosas triviales y en toda situación que experimentamos diariamente. Por ejemplo, “creemos” que llegaremos con bien al trabajo, de no ser así, ni siquiera iríamos a trabajar. También “creemos” que el amor es para siempre, si fuera de otra forma no nos casaríamos. O “creemos” que nuestro sillón favorito resistirá nuestro peso, si no, no nos sentaríamos en él. De modo que todo el tiempo estamos ejerciendo un tipo de “creencia” casi automática, aun cuando todo ello no tenga nada que ver con Dios.
Así que hay un proceso que fundamenta todo aquello en lo que creemos y que determina las decisiones que tomamos:
- Primero, empieza en nuestra mente. Pensamos acerca del asunto, meditamos en él, y visualizamos no solo la necesidad de resolverlo sino también la solución que tomaremos.
- Segundo, empezamos a discutirlo o comentarlo con otra persona, ojalá esa Persona sea Dios. Analizar el asunto con alguien en quien confiamos es una forma de entender mejor qué es lo que está sucediendo, recolectamos opiniones diferentes y entonces procesamos toda la información.
- Tercero, después de ese análisis, llegamos a una mejor comprensión del asunto y eso nos lleva a tomar acción. Es decir, decidimos que “debemos” hacer algo.
Pero, si nuestra “creencia” en lo que sería la mejor solución no produce un resultado positivo, entonces pensamos que necesitamos buscar la ayuda de Dios. En esta parte del proceso, cambiamos lo que “creemos” que podemos hacer por nuestros medios, por la “fe” en Aquel Quien nos puede resolver todos nuestros problemas.
Pero, si la fe no pasa de ser un mero pensamiento o conversación con Dios, no producirá nada. Es necesario tomar acción con base en la fe. Cuando el proceso de ejercer nuestra fe resulta en una acción, sin importar cuán simple pueda parecer, entonces verdaderamente empezaremos a ver la manifestación del Poder de Dios.
Tiene usted problemas para pasar de solamente “creer” a tener fe?
Si usted aún no es cristiano, no conoce lo que es tener fe. La fe nos es dada por Dios a través de Su Santo Espíritu en el momento en que “creemos” y confesamos a Jesús como nuestro Dios, Señor y Salvador. Mientras usted no entregue su vida a Cristo, no pasará de “creer” en lo que usted mismo puede lograr por sus propios medios.
Pero si usted ya es cristiano y está teniendo dificultades para pasar del proceso de “creer” a tener fe en su Señor, ore fervientemente a Dios para que le revele en qué parte del proceso se ha quedado estancado y pídale que le ayude a ejercer su fe en Su infinito y asombroso Poder.