“13 Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres. 14 Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. 15 Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. 16 Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.” (Mateo 5:13-16)
Consideremos la siguiente pregunta: ¿Cómo utilizas el don de la libertad?
- Usas la libertad para ser tú mismo o para intentar ser como Jesús?
- Usas la libertad para satisfacerte a ti mismo, o para ayudar a otros?
- Atesoras la libertad que Dios te ha dado para ti mismo, o la compartes con otros?
Dios da a todos los creyentes la verdadera libertad por medio de Su Hijo Jesucristo.
El problema es que algunas personas están tan enfocadas en sus propias necesidades y deseos que no logran impactar incluso ni a su vecino más cercano.
Piensa en la gente que ves cada semana. ¿Sabes cuántos de tus vecinos están enfermos? ¿Hay personas en tu iglesia que luchan por sobrevivir día a día? ¿Sabes si alguno de tus compañeros de trabajo está pasando por dificultades? Lo más probable es que haya personas a tu alrededor que podrían necesitar tu ayuda. Pero estar concentrados solamente en ser nosotros mismos y procurarnos únicamente a nosotros mismos, limita nuestra capacidad de notar a esas personas, y mucho menos tenderles la mano.
Jesús enseñó a Sus discípulos: “13 Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres” (Mateo 5:13)
Para que la sal siga siendo útil, debe mantener su pureza y su potencia, es decir, su razón de ser, esto es, cumplir con el propósito por el cuál fue creada. Del mismo modo, los cristianos debemos esforzarnos por llevar vidas santas, humildes y amorosas, centrándonos en la voluntad del Salvador en lugar de en la nuestra.
La biblia dice que Dios ya ha preparado las buenas obras en las que debemos caminar (Efesios 2:10). La libertad nos fue dada para que elijamos llevarlas a cabo.
Poder impactar positivamente al mundo que nos rodea es una decisión basada en lo que hay en nuestro corazón, y depende de cómo entendemos y usamos nuestra libertad.
¿Miras hacia adentro para considerar cómo puedes salir adelante, triunfar y añadir más beneficios a tu vida?
¿O miras hacia afuera y piensas en maneras en que puedes hacer más para servir a los demás?
Si guardas tu libertad, sólo podrás impactarte a ti mismo. Si compartes tu libertad, podrás impactar a muchos con el amor que Jesús ha puesto en tu corazón.