JESÚS ES EL SEÑOR

Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí. Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos. Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven. 10 Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo. 11 Porque escrito está: Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, Y toda lengua confesará a Dios12 De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí.”   (Romanos 14:7-12)

Los seguidores de Jesús estarán de acuerdo en que ya sea que vivamos o que muramos, lo haremos por y para Cristo. Pero Su Soberanía no está limitada a aquellos que lo reconocemos y confesamos como nuestro Dios, Rey, Señor y Salvador. Toda la humanidad y el universo entero, está sujeto a Su Autoridad, lo crean o no, lo acepten o no, no cambiará esta verdad. En el juicio final, cada criatura doblará sus rodillas y toda lengua confesará y adorará a Jesús como Dios.

10 para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; 11 y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.”   (Filipenses 2:10-11)

En nuestra actualidad, muy pocas personas reconocen que el Señor gobierna su vida y buscan permanecer en Su voluntad. La mayoría rehúsa ver que todo lo que la humanidad es, incluyendo los gobiernos, su cultura, y la sociedad, prospera o falla de acuerdo con la voluntad de Dios. Más aún, los no creyentes se resisten a aceptar la Soberanía de Cristo en sus vidas. La gente que no rinde su orgullo y sus deseos al Señor, asumen el control de su propio destino. Sin embargo, los designios del Supremo Reino de Jesucristo no pueden ser frustrados.

Tristemente, es muy común en nuestros tiempos que tanto hombres como mujeres crean que no sufrirán ninguna consecuencia por rehusarse a aceptar el Señorío de Jesucristo en sus vidas. Tal vez los haya escuchado decir que “las cosas del cristianismo funcionan para usted pero no para ellos. Que prefieren vivir en sus propios términos.” Pero ante este tipo de respuestas, nuestro Señor Jesús nos deja una perspectiva muy diferente: 24 Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. (LA ROCA ES JESÚS: Cf. 1ª a Corintios 10:4) 25 Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. 26 Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; 27 y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina.”   (Mateo 7:24-27)

De acuerdo con este pasaje, solamente aquellas personas que construyen su vida sobre el fundamento de su fe en el Señor Jesucristo podrán soportar todos los trastornos y dificultades que enfrentamos en este mundo.

Arrodillarse ante Jesucristo, reconociéndolo y confesándolo como el Señor de su vida, es la decisión más sabia que una persona puede tomar. El Soberano Juez del universo le ama y desea bendecirle cada día. Haga del cielo su eterna morada en la seguridad y protección del REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES!!!   (Apocalipsis 19:16)

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