Conozco algunos matrimonios en los que la esposa ha sido tan hábil y astuta que le ha hecho creer a su esposo que en vrdad es él quien toma las decisiones en su hogar. Cuando el esposo falla en su función como la autoridad puesta por Dios y la mujer suplanta ese rol, se crea una familia disfuncional.
La familia es un diseño de Dios. Él es Quien ha establecido los roles que el esposo, la esposa, y los hijos (de quienes hablaremos en el capítulo dos) deben cumplir. Modificar o aceptar a medias el rol que nos corresponde es estar en rebeldía y, por lo tanto, en desobediencia a Dios.
“3 Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo.” (1ª a Corintios 11:3)
“22 Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; 23 porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. 24 Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo. … 33 Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido.” (Efesios 5:22-24, 33)
- Cristo es la cabeza de todo varón: y por tanto, todo lo que el varón decida en cada área de su vida debe estar SUJETO en obediencia a la autoridad de Cristo. En el caso en su rol de esposo, el varón debe pedir la dirección de Dios para tomar las decisiones que le ayuden a gobernar su hogar guiado por la sabiduría de Dios y no la suya, sin permitirse ser influenciado por su esposa, hijos, ni ninguna otra persona, aunque es válido (y a veces recomendable) buscar el consejo del pastor o algún líder cristiano que le aconseje usando la misma Palabra de Dios y no sus propias experiencias matrimoniales.
- El varón es la cabeza de la mujer: La autoridad que Dios le confiere al varón está condicionada a que el varón verdaderamente acepte y viva sometido a la autoridad de Cristo sobre él. En un matrimonio cristiano, el varón es quien debe dirigir, gobernar, aconsejar, guiar a su esposa, no al revés.
- Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor … las casadas lo estén a sus maridos en todo: Estar sujeta no se refiere a ser “esclava”, sino obediente y sumisa ante la autoridad que Dios le ha conferido al varón. La frase “Como al Señor” significa que la mujer tiene que entender y aceptar que todo lo que su esposo le indica hacer es como si Cristo mismo se lo estuviera diciendo puesto que, en un matrimonio funcional, el marido NO tomará ninguna decisión sin antes consultarla con Quien es su Cabeza, esto es Cristo. De modo que TODAS las instrucciones del marido a la mujer provienen directamente de Dios mismo y por ello deben ser obedecidas en completa sumisión. En este mismo sentido, obedecer y sujetarse a la autoridad de su marido, es lo mismo que obedecer y sujetarse a Cristo. Por lo tanto, revelarse y desobedecer a su marido, es lo mismo que revelarse y desobedecer a Cristo. Pecado que traerá consecuencias desastrosas y su familia será totalmente disfuncional.
Así que, ser “la cabeza” de la familia implica que se le ha dado la máxima autoridad y responsabilidad. Por tanto, el esposo es quien debe tomar todas las decisiones en su hogar y, entre ellas, seguramente la más importante, dónde congregarse como familia para adorar y servir a su Señor.
Cuando el varón no asume responsablemente su rol como cabeza de su mujer, y cuando la mujer quiere tomar el control y las decisiones en su hogar, ambos estarán desobedeciendo a Dios al alterar Su diseño y el orden que Él ha establecido. Por tanto, Dios no podrá derramar Sus bendiciones como Él desea hacerlo.
Por ejemplo, sé de algunos hogares en los que el varón le ha cedido a la mujer el control con respecto a las finanzas del hogar con pretextos como: “ella es mejor con los números” o “ella es contadora” o “ella tiene más tiempo o más visión que yo”, entre otras excusas. Indefectiblemente, tarde o temprano, ese barco se empezará a hundir. No se trata de la capacidad, conocimientos o inteligencia de la mujer, se trata de que están negándose a aceptar y seguir el diseño de Dios para la familia.
Si el varón cede a la mujer la toma de decisiones en cualquier área de sus vidas como pareja y como familia, estará en franca desobediencia a Dios y por lo tanto, en pecado. Cuando la mujer toma las decisiones en su hogar, debe entender que no solo está desobedeciendo a su marido, sino que está suplantando el lugar que le pertenece a Cristo!!!
Una mujer que no acepta su rol en sujeción, sumisión y obediencia a su esposo, está cometiendo un gravísimo pecado. En este escenario, ambos, marido y mujer son culpables de crear una familia disfuncional.
Dios NUNCA se equivoca. Obedecer Su voluntad SIEMPRE traerá bendición a nuestras vidas, a nuestra unión matrimonial, y a nuestra familia.