LA LIBERTAD CON LA QUE CRISTO NOS HIZO LIBRES

Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud.”   (Gálatas 5:1)

Esta “libertad” nos permite hacer nuestras peticiones a Dios usando la Carta del Cielo: la Biblia.

Por ejemplo, este es un pasaje de elección para el creyente: Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti.”   (Isaías 43:2)

Eres libre para apropiarte de esa promesa.

Aquí hay otro:Porque los montes se moverán, y los collados temblarán, pero no se apartará de ti mi misericordia, ni el pacto de mi paz se quebrantará, dijo Jehová, el que tiene misericordia de ti.   (Isaías 54:10)

Eres libre también para confiar en ello.

El cristiano está invitado a sentarse a la mesa de las promesas y disfrutar de todas ellas. Las Sagradas Escrituras son como un tesoro que nunca se termina, lleno de bendiciones ilimitadas de gracia. Es la orilla del cielo; puedes sacar de ella tanto como quieras, sin estorbos ni obstáculos.

No hay una sola promesa en la Palabra que será retenida. En las profundidades de las tribulaciones deja que esta libertad te reconforte; en medio de olas de angustia que te anime; cuando las penas te rodean deja que sea tu consuelo. Esta es la señal de amor de tu Padre; Eres libre de ello en todo momento.

Tú también eres libre al trono de la gracia. Es el privilegio del creyente tener acceso en todo momento a su Padre celestial. Cualesquiera que sean nuestros deseos, nuestras dificultades, nuestros deseos, estamos en libertad de llevar todo ante él.

No importa cuánto hayamos pecado, podemos pedir y esperar perdón. Tenemos permiso para acercarnos a Su trono de Gracia en todo momento, en la hora más oscura de la medianoche, o en el calor más ardiente del mediodía. Ejercita tu derecho, oh creyente, y vive a la luz de tu privilegio.

Eres libre para todo lo que se atesora en Cristo: sabiduría, justicia, santificación y redención. No importa cuál es tu necesidad, porque hay plenitud y abundancia en Cristo, y está ahí para ti.

¡Oh, qué “libertad” has obtenido! Libertad de la condenación, libertad para acceder y recibir Sus promesas, libertad al Trono de la Gracia, y por supuesto, la libertad para entrar en el cielo!

Dr. Charles Spurgeon

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