LA VERDAD TE HARÁ LIBRE

Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado,”   (Efesios 1:3-6)

La mayoría de nosotros tal vez hemos disfrutado momentos en los cuáles fuimos seleccionados para alguna clase de reconocimiento o para asignarnos alguna tarea que nosotros consideramos como algo especial. Sin embargo, esos momentos palidecen en comparación con sabernos elegidos por Dios Padre y que le pertenecemos a Jesús para siempre.

Cuán sublime es el darnos cuenta de que, “antes de la fundación del mundo”, Dios nos eligió para ser parte de Su familia! Esta elección significa que fuimos divinamente seleccionados para que Dios transformara cada área de nuestro ser y forma de pensar, a fin de que logremos parecernos cada vez más a Su Hijo Jesucristo, lo cuál define nuestra identidad como hijos de Dios.

29 Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.” (Romanos 8:29)   Esta verdad bíblica se yergue como una gran Roca que nos estabiliza y nos da seguridad cuando los temores se multiplican y las ansiedades nos atacan.

A pesar de esta realidad, muchos creyentes se inquietan y se vuelven inseguros cuando piensan acerca de su propia naturaleza de pecado. Sabiendo que Dios condena toda clase de pecado, se llenan de temor al creer que la condenación preparada para los incrédulos caerá sobre ellos también. Al mismo tiempo, satanás siempre está susurrando en nuestros oídos la culpabilidad y el remordimiento que debemos sentir cada vez que pecamos, haciéndonos pensar que somos indignos de llamarnos seguidores de Cristo. Cuando estas situaciones emergen, debemos responderle a satanás y recordarnos a nosotros mismos que la Palabra de Dios nos asegura que: ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.”   (Romanos 8:1-2)

Recuerde que su Padre Celestial le ha hecho Su propiedad y ahora es parte de Su familia: 12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;”   (Juan 1:12)

Usted es ahora alguien muy especial para Dios. De hecho, usted tiene tanto valor para Dios Padre que Él envió a Su propio Hijo a este mundo lleno de pecado a morir en la cruz a fin de que usted y todos los que creemos en Él pudiéramos tener la vida eterna: 16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” (Juan 3:16)

Esto es lo que significa el puro afecto de su voluntad”, que proviene de Su Gracia inefable, por la cuál todos debiéramos adorarle y agradecerle incesantemente.

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