“¹⁴ Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. ¹⁵ Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados;”    (Hebreos 12:14-15)

Las Escrituras Sagradas hacen mucho énfasis en la importancia del perdón hacia aquellos que nos han ofendido. Mientras que de alguna manera es natural la acción de distanciarnos de las personas que nos lastiman, rehusarnos a perdonar nos ocasionará mucho más pena y dolor que las que nos causa la ofensa que recibimos.

Algunas de las consecuencias que sufriremos por no saber o no querer perdonar son:

• Daña nuestras relaciones familiares: Alguna vez ha tratado de mantener una relación de armonía con alguien que tiene el corazón lleno de amargura? Simplemente es imposible. Porque alguien así está preso de sentimientos negativos e insanos hacia otra persona. Aún más, es realmente difícil escuchar pacientemente a alguien que está consumiéndose en el resentimiento, porque dejan de ser personas con la que nos guste compartir nuestro tiempo.
• Impide que tengamos una vida de oración: No perdonar a otros sus ofensas es pecado, y el pecado no confesado causa una separación en nuestra relación con Dios. Así que, es muy importante perdonar a otros antes que atrevernos a estar en oración o intentar adorar a nuestro Señor. (Mateo 5:23-24; 6:14-15)
• Daña nuestro testimonio personal: Lo que fundamenta nuestro testimonio es la salvación que hemos recibido, la cuál se centra en la verdad de que Dios ha perdonado todos nuestros pecados. Entonces, ¿cómo podría usted compartir a otros que está limpio de pecado por la sangre de Cristo, si quien lo escucha no puede ver que usted es una persona que sabe perdonar toda y cualquier ofensa?
• Frustra su crecimiento espiritual: Dios nunca bendecirá actitudes pecaminosas. De modo que si está viviendo hundido en el fango del rencor y la falta de perdón, no puede esperar que Dios derrame Sus bendiciones en su vida. Al persistir en la desobediencia, interrumpe su relación y su comunión con el Señor y se coloca, usted mismo, en una posición muy peligrosa.

Hay alguien a quien usted necesita perdonar? No permita que pase un día más sin otorgarle a esa persona o personas su perdón sincero, total y absoluto. Es imposible calcular todo lo que puede perder si no lo hace.