­

QUE TENGAS PAZ EN ESTA NAVIDAD

La fiebre de Navidad está aquí. La gente se concentra en planear cómo celebrar esta festividad aunque probablemente nadie nos pueda visitar como en los años anteriores. A veces, estas actividades nos dejan agotados y malhumorados. En lugar de paz y gozo, podemos sentir estrés porque hay mucho que hacer y pareciera que es poco el tiempo para tantos preparativos. También hay quienes esta época del año solo les trae recuerdos tristes o soledad. Por otra parte, el estar alejados de nuestros seres queridos a menudo nos deja deprimidos y desanimados.

¿Cómo puede entonces Jesús ser nuestro Príncipe de Paz cuando nuestras expectativas y tradiciones luchan contra la tranquilidad que deseamos?

Para entender por qué a Jesús se le reconoce como EL PRÍNCIPE DE PAZ, es decir, QUE NO HAY NINGUNO APARTE DE ÉL, debemos entender lo que esto significa. En primer lugar, el Hijo de Dios no vino a eliminar todos los conflictos, al menos no todavía. Un día regresará a la tierra y gobernará como Rey en un ambiente de armonía, pero ese no fue el propósito de Su primera venida. Así que mientras estemos en la tierra, tendremos problemas: 33 Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.  (Juan 16:33)

Pero cuando Cristo dejó el cielo para convertirse en un ser humano, Su meta era traernos paz con Dios al reconciliarnos con el Padre: Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; (Romanos 5:1)

Su muerte en la cruz pagó nuestra deuda de pecado en su totalidad, y nuestra relación con Dios fue restaurada. Ahora nos ofrece paz divina, una serenidad interior que llena nuestros corazones y mentes sin importar las circunstancias.

Permítame preguntarle:

  • ¿Tiene en su corazón una sensación de seguridad que protege su corazón y mente durante todo el día?
  • ¿O ha permitido entrar a su vida circunstancias estresantes que le han dejado deprimido, triste, angustiado o preocupado?

Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.”    (Filipenses 4:6-7)

Trate de apartar tiempo cada día para recordar a qué vino Jesús y el cambio que Su venida trajo a su propia vida.

Meditar y reconocer que Dios le ama tanto que sacrificó a Su Único Hijo por salvarle a usted, le traerá gratitud y paz a su corazón y calmará su espíritu.

Print your tickets