Back to series
“15 Si me amáis, guardad mis mandamientos. 16 Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: 17 el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.” (Juan 14:15-17) (Cf. 1ª Corintios 6:17, 19-20)
- No resistas al Espíritu Santo. (Hechos 7:51-53)
Alguna vez has sentido el deseo de que alguna o algunas personas en particular no sean salvos? Ya sea porque te caen mal o porque son tus enemigos, o porque te han lastimado, o porque simplemente crees que no merecen la salvación? Esto fue precisamente lo que sintió Jonás y es un ejemplo de lo que debemos entender de lo que significa “resistir al Espíritu Santo”.
“1 Vino palabra de Jehová a Jonás hijo de Amitai, diciendo: 2 Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y pregona contra ella; porque ha subido su maldad delante de mí. 3 Y Jonás se levantó para huir de la presencia de Jehová a Tarsis, y descendió a Jope, y halló una nave que partía para Tarsis; y pagando su pasaje, entró en ella para irse con ellos a Tarsis, lejos de la presencia de Jehová.” (Jonás 1:1-3)
Es claro que Jonás no quería que los ninivitas se salvaran y por ello se resistió a obedecer el llamado de Dios. (Cf. 1ª de Pedro 1:10-12; 2ª de Pedro 1:21)
Te ha sucedido que Dios pone en tu camino a alguna persona para que le hables de Jesús y te has resistido a hacerlo? Ha sido invitado a servir a su Señor en algún ministerio y se ha resistido a hacerlo? De ser así, no somos diferentes a Jonás. Así que, “resistir al Espíritu Santo” es simplemente no querer seguir Sus instrucciones.
- No contristes al Espíritu Santo. (Efesios 4:25-31)
En cuanto al significado de “contristar al Espíritu Santo” la enseñanza es simple, el Espíritu Santo se “entristece” cuando a pesar de que “escuchamos” Su amorosa exhortación a no pecar, decidimos desobedecerle, caemos en la tentación y pecamos.
Sabemos (Salmos 139) que no hay lugar alguno en el que podamos escondernos de la Presencia Santa de Dios y también, si somos creyentes, reconocemos que antes de caer en pecado siempre “escuchamos” la voz de Su Santo Espíritu aconsejándonos y tratando de convencernos de no pecar. Así que, “contristar al Espíritu Santo” es simplemente resistirnos a escuchar Su voz y dejarnos dominar por la tentación. Y esto nos lleva de forma inevitable a la tercera instrucción: no “apagar el Espíritu Santo”.
- No apagues al Espíritu Santo. (1ª a Tesalonicenses 5:19-24)
La expresión es más clara de entender cuando recordamos que el Espíritu Santo se presenta en la biblia como un “fuego” que nos purifica. Cuando decidimos pecar, estamos “apagando” el fuego que nos mantiene limpios de toda mancha de pecado y puros y santos y listos para poder ser usados por el Espíritu Santo para hacer las obras que Él preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.
Por lo tanto, en vez de resistir, contristar o apagar al Espíritu Santo debemos:
- Andad en el Espíritu Santo. (Gálatas 5:16; 22-25)
“16 Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. … 22 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 23 mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. 24 Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. (Cf. Gálatas 2:20) 25 Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu.” (Gálatas 5:16, 22-25)
CONCLUSIÓN
Si usted aún no ha aceptado a Jesús como su Salvador, debe entender que si resiste al Espíritu Santo, su corazón se endurecerá más y más hasta que no haya posibilidad de arrepentimiento, y sin arrepentimiento no hay perdón de pecados, y sin perdón de pecados no hay salvación y no hay posibilidad alguna de que el Espíritu Santo esté EN nosotros. “38 Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.” (Hechos 2:38)
De modo que, ANDAR EN EL ESPÍRITU significa obedecer Sus instrucciones, responder a Su llamado a Servirle y a seguirle, estar libres de las ataduras del mundo y del pecado, y que seamos cada día más santos, más puros, creciendo espiritualmente por medio del estudio y la práctica continua de las verdades de las Sagradas Escrituras. En otras palabras, andar en nueva vida.
“26 Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. 27 Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra.” (Ezequiel 36:26-27)
En vez de resistir, contristar o apagar el Espíritu Santo, vivamos por el Espíritu, es decir, permitámosle vivir a través de nosotros para que cada paso que demos sea guiado por Él.