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En el ambiente cristiano se ha sintetizado la definición de la Gracia como: “un favor inmerecido”. Pero en este sermón, con la ayuda de Dios, entenderemos un poco mejor lo que en verdad significa Su Gracia y de qué maneras la experimentamos.
Bíblicamente, la Gracia es un Favor Divino derramado por Dios sobre personas que NO la merecen. Tiene el Poder de transformar a quien la recibe. La Gracia nos salva, nos sustenta, nos capacita y santifica, nos conforta, y nos glorifica y nos permite tener acceso directo con nuestro Padre Celestial.
Si usted es creyente, muy probablemente ha escuchado que nuestra mayor gratitud a Dios es porque Su Gracia nos ha salvado y nos ha dado la vida eterna, solamente por Su Gracia. (Efesios 2:8)
Pero ha meditado en cómo obra la Gracia de Dios después de haber sido salvado?
Podríamos erróneamente pensar que la Gracia de Dios “se detuvo” después de nuestra salvación. Como si ese fuese el único objetivo de la Gracia.
En este sermón de reflexión en forma expositiva, le compartiré varios pasajes que hablan de cómo se manifiesta la Gracia de Dios:
- Primero hemos de entender Quién es la Fuente de la Gracia Divina. La biblia habla de las riquezas de Su Gracia. Que Jesús Es lleno de Gracia y que nos la da en abundancia y de forma incesante.
“14 Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad. 15 Juan dio testimonio de él, y clamó diciendo: Este es de quien yo decía: El que viene después de mí, es antes de mí; porque era primero que yo. 16 Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia. 17 Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.” (Juan 1:14-17)
“7 para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.” (Efesios 2:7)
- En segundo lugar, debemos entender en qué circunstancias de nuestra vida podemos ver la manifestación de Su Gracia:
“33 Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante gracia era sobre todos ellos.” (Hechos 4:33)
“6 Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.” (Santiago 4:6)
“10 Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.” (1ª de Pedro 4:10)
“8 Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra; … 12 Porque la ministración de este servicio no solamente suple lo que a los santos falta, sino que también abunda en muchas acciones de gracias a Dios; 13 pues por la experiencia de esta ministración glorifican a Dios por la obediencia que profesáis al evangelio de Cristo, y por la liberalidad de vuestra contribución para ellos y para todos; 14 asimismo en la oración de ellos por vosotros, a quienes aman a causa de la superabundante gracia de Dios en vosotros. 15 ¡Gracias a Dios por su don inefable!” (2ª a Corintios 9:8; 12-15)
Con estos pasajes comprendemos que, si deseamos ver la manifestación de la Gracia de Dios en nuestras vidas, debemos estar dando testimonio de Su Resurrección y demostrando con nuestras actitudes que Cristo vive en nuestro interior, entregados a Él, sirviéndole, ministrando a los demás nuestros dones, ofreciendo nuestros bienes y nuestro tiempo para la obra del Señor con toda sumisión y humildad.
Y, aún en las pruebas, Dios, en Su infinita Misericordia, manifestará Su Gracia, si se lo permitimos:
“7 Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera; 8 respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí. 9 Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. 10 Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.” (2ª a Corintios 12:1-10)
- En tercer lugar, la biblia nos advierte que además del pecado, hay ciertas actitudes que impiden que Dios pueda darnos de Su Gracia:
“4 De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído.” (Gálatas 5:4)
“14 Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. 15 Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados;” (Hebreos 12:14-15)
CONCLUSIÓN
La Gracia de Dios siempre está disponible para quienes somos Sus hijos:
“16 Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.” (Hebreos 4:16)
“1 Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; 2 por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.” (Romanos 5:1-2)
Qué tan “notable” es que Dios está derramando Su Gracia en su diario andar?
Si siente que no está experimentando la Gracia de Dios, piense en qué está usted haciendo o dejando de hacer para que Él pueda derramar Su Gracia en su vida.
Está en pecado? Amargado? Viviendo sin considerar la voluntad de Dios? Hay alguien a quien no ha perdonado? Le falta humildad? Está sirviendo a Dios con sus dones? Está dando libremente para el crecimiento del Reino de Dios? Está testificando la Resurrección de Cristo y lo que Él ha hecho en su vida?
Dios quiere y puede darnos de las riquezas abundantes de Su Gracia, no se lo impidamos con nuestras actitudes erróneas.