Back to series
“3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, 4 según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, 5 en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, 6 para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado, 7 en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia,” (Efesios 1:3-7)
¿Con qué frecuencia incluye en sus oraciones la gratitud a Dios por Su Misericordia y por Su Gracia con la cuales nos hizo aceptos en Su Amado Hijo?
¿O, alguna vez lo ha sorprendido la arrogancia o el orgullo haciéndole creer, aunque sea por un segundo, que es “merecedor” de lo que tiene?
En varios versículos vemos que el apóstol Pablo nos invita a imitarlo, NO en su estilo de vida o forma de ser. Se refiere a imitarlo en su actitud como cristiano:
“Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo.” (1ª a Corintios 11:1)
En el pasaje central leemos lo siguiente:
“9 Porque yo soy el más pequeño de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios. 10 Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo. 11 Porque o sea yo o sean ellos, así predicamos, y así habéis creído.” (1ª a Corintios 15:9-11)
Con este pasaje en mente: ¿Qué actitudes debemos imitar del apóstol Pablo?:
- Humildad: (vs. 9) El orgullo no puede encontrar lugar en el corazón de un creyente que entiende la misericordia divina. Pablo sabía que la gracia que fue suficiente para salvar a un pecador como él era suficiente para cualquier ser humano que pusiera su fe en Cristo. “4 Altivez de ojos, y orgullo de corazón, Y pensamiento de impíos, son pecado.” (Proverbios 21:4)
- Gratitud: (vs. 10a) Pablo nunca olvidó ni negó, sino que reconoció y agradeció que alcanzó la salvación por la sola Gracia y Misericordia de Dios. “13 habiendo yo sido antes blasfemo, perseguidor e injuriador; mas fui recibido a misericordia porque lo hice por ignorancia, en incredulidad.” (1ª a Timoteo 1:13)
- Dependencia: (vs. 10c) Por más cualidades, virtudes, conocimientos e incluso dones que pueda tener un creyente, debe entender que nada de eso es suficiente para ser digno de ser llamado cristiano, puesto que todo eso nos ha sido dado por Dios y, dependemos del Poder del Espíritu Santo para que esas virtudes produzcan fruto permanente. Para describir la fuente de su fortaleza, Pablo dijo: “Por la gracia de Dios soy lo que soy.” Sabía lo que era tratar de ser religioso, y ya no quería saber nada de eso. Pablo deseaba más de Jesucristo y menos de sí mismo.
“4 Aunque yo tengo también de qué confiar en la carne. Si alguno piensa que tiene de qué confiar en la carne, yo más: 5 circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo; 6 en cuanto a celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia que es en la ley, irreprensible. 7 Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo.8 Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo,” (Filipenses 3:4-8)
- Convicción: (vs. 11) Desde su encuentro con Jesús y hasta el final de sus días, Pablo estaba seguro de que su Señor le recibiría en Su Gloria para premiar su fidelidad. No le importaba ni le preocupaba lo que el mundo pudiera pensar de él o lo que habría de sufrir por seguir y servir a Cristo. Él estaba seguro y convencido de que había un galardón eterno esperándole al final de sus días.
“6 Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. 7 He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. 8 Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que aman su venida.” (2ª a Timoteo 4:6-8)
CONCLUSIÓN
Ruego a nuestro Señor que grabe en nuestras mentes que hemos sido creados “para alabanza de la gloria de su gracia.” Dicho de otra forma, esta es la única razón y el único motivo por el que despertamos y seguimos respirando cada día. ESA es la actitud a la que se refirió el apóstol Pablo cuando nos invitó a imitarlo.
Que nuestra vida sea un ejemplo de:
- Humildad
- Gratitud
- Dependencia
- Convicción
¿Ve estas actitudes en usted?
Más importante aún: ¿Los que le conocen pueden ver esas actitudes en usted?
Si estas cuatro actitudes son visibles en usted, no se vanaglorie, sino alabe y agradezca a Dios por enviar a Su Santo Espíritu a vivir en su interior para sembrar y hacer fructificar esas actitudes en su corazón.
La única forma de comprobar que esas actitudes forman parte de nuestro ser es si en verdad Dios no solo nos ha transformado, sino que nos ha usado, como al apóstol Pablo, para producir fruto que sobreabunde.
Puede usted usar las mismas palabras del apóstol Pablo?
“por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo”