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¿Cuántas iglesias hay? Solo UNA. La que diseñó y fundó Jesús. (Mateo 16:18)
Lo primero que vamos a dejar establecido, conforme a las Sagradas Escrituras, es que el fundamento y la Cabeza de la Iglesia no puede ser otro que CRISTO!
“11 Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo.” (1ª a Corintios 3:11) {Cf. Lucas 6:47-49; 1ª a Corintios 10:4}
“18 y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia; …” (Colosenses 1:18)
“preeminencia” (i.e. privilegio, distinción, superioridad, supremacía)
Como vimos en el sermón anterior, LA IGLESIA QUE DIOS DISEÑÓ debe estar constituida por FAMILIAS que cumplen el diseño de Dios. Y ambas, la Iglesia y la familia deben mantenerse unidas por el perfecto vínculo del amor de Dios que Él ha sembrado en nuestro ser a través de Su Santo Espíritu. Veamos el pasaje central:
“1 Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, 2 con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, 3 solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; 4 un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; 5 un Señor, una fe, un bautismo, 6 un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos.” (Efesios 4:1-6)
Una vez que el creyente entiende que su vida debe estar fundamentada en y guiada por Cristo, tiene que esforzarse por “crecer espiritualmente”: “11 Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, 12 a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, 13 hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; 14 para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, 15 sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, 16 de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.” (Efesios 4:16)
En este sermón quiero repasar con ustedes qué es aquello que nos mantiene unidos de tal forma que si usted busca qué condiciones debe cumplir una congregación para que usted decida no solo formar parte, sino ejercer su ministerio en ella, se asegure de que cumple con estos requisitos:
1. UNIDOS POR UN MISMO EVANGELIO
Entre 5 y 8 años antes de escribir a los romanos, Pablo envió su carta a los Gálatas advirtiéndoles que aquellos engañadores que querían “pervertir el evangelio” serían considerados malditos. (Gálatas 1:6-9) Por este pasaje tenemos la certeza de que compartir un solo y mismo evangelio mantendrá unida a la iglesia de Cristo.
Estar unidos por un mismo evangelio nos asegura que hemos sido justificados. (Romanos 3:22-26)
Nuestro Dios de Justicia ha ofrecido a todos los pecadores ser justificados con solo creer y confesar a Su Hijo Jesús como su salvador. A Dios no le importa cuántos y cuáles pecados has cometido. A Dios no le interesa tu pasado. A Dios sólo le importa tu presente y tu futuro eterno.
2. UNIDOS EN ADORACIÓN Y ALABANZA A NUESTRO DIOS
Nuevamente, sin importar nuestro origen o cómo llegamos al cristianismo, la adoración y la alabanza deben unirnos en un mismo sentir. (Romanos 15:5-7)
No es posible adorar y alabar al Señor si tenemos diferencias respecto de cuál es la “forma correcta” de adorar y alabar. Algunas congregaciones se han dividido por no estar de acuerdo con que la adoración y la alabanza deben mostrar reverencia a Dios y no ofenderlo con música estruendosa, exclamaciones, brincos y aplausos.
No hay en la Palabra de Dios un solo versículo que nos invite a usar expresiones corporales durante la adoración o la alabanza, sino todo lo contrario. (Compare: Salmos 47:7; Juan 4:23-24; 1ª a Corintios 14:15; Efesios 5:19; Colosenses 3:16)
3. UNIDOS A TRAVÉS DE LA HUMILDAD Y EL SERVICIO MUTUO
Pablo hizo varias analogías para describir a la iglesia. Le llamó “la esposa” (Efesios 5:32); “edificio de Dios” (1ª a Corintios 3:9), pero la metáfora que más utilizó Pablo fue referirse a la iglesia como “el cuerpo de Cristo”. (Efesios 4:12)
Entender que somos miembros del “cuerpo de Cristo” es muy importante porque al estar unidos como un “mismo cuerpo” todos participamos por igual de las mismas bendiciones, deberes y obligaciones unos hacia otros. Es decir, la iglesia vive para servir a Su Señor pero también a cada miembro que es parte de Su Cuerpo. (Romanos 12:3-10) (Gálatas 5:13-15)
Aunque Dios ha equipado a cada creyente con distintos dones para cada ministerio, todos compartimos un mismo objetivo: Servir con sincera humildad a Dios y a nuestros hermanos en la fe.
4. UNIDOS POR UNA MISMA MISIÓN
Los creyentes en Cristo somo personas diferentes con distintos dones. Pero estas diferencias no deben desviarnos de nuestra misión: Compartir el evangelio de Cristo a toda criatura. La tarea que Jesús nos encomendó de “ir y hacer discípulos a todas las naciones” requiere de la perfecta unidad y la cooperación entre los creyentes como un solo cuerpo en el que cada miembro cumple su ministerio para la Gloria de Dios. (Mateo 28:19-20)
CONCLUSIÓN
La Iglesia de Cristo ha sido atacada desde el momento de su fundación por satanás y este nunca dejará de engañar, dividir y destruir LA IGLESIA QUE DIOS DISEÑÓ y para ello tratará de engañar, dividir y destruir a LAS FAMILIAS QUE DIOS DISEÑÓ.
Y conforme pasen los años, la sociedad, los gobiernos y la humanidad en general, seguirán esforzándose, influenciados y dominados por satanás, por desvirtuar el evangelio, la sana doctrina, y convertir a las congregaciones, incluso las que se denominan cristianas, en centros de falsa adoración. (Marcos 13:22)
“17 Así que vosotros, oh amados, sabiéndolo de antemano, guardaos, no sea que arrastrados por el error de los inicuos, caigáis de vuestra firmeza. 18 Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén.” (2ª de Pedro 3:17-18)
De ahí la importancia que Dios le da en Su Palabra dejándonos tantos pasajes que nos exhortan a velar, proteger y mantener LA UNIDAD DE LA IGLESIA.
La verdadera y única iglesia de Cristo está formada de personas de “de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas” (Apocalipsis 7:9) con diferentes culturas y tradiciones. Hemos sido dotados de distintos dones y ministerios. Sin embargo, aquellos que se esfuercen por sostener un mismo evangelio, sellados y equipados por el Espíritu Santo, quienes adoran y alaban a Un solo Dios verdadero, que tiene en común una misma misión, mantendrán a la iglesia siempre unida.
Somos más fuertes si nos mantenemos unidos en la verdad, la humildad, el amor y la comunión unos con otros. De aquí nace la pregunta esencial de este sermón: ¿Qué estamos haciendo, cada uno de nosotros, para asegurarnos de que nuestra congregación se mantenga unida?
Lo menos que espero que usted y yo nos llevemos de este mensaje es que la iglesia de Cristo debe trabajar unida para hacer todo lo que sea necesario para lograr que juntos “contribuyamos a la paz y a la mutua edificación.” (Romanos 14:19) y mediante ello lograr LA UNIDAD DE LA IGLESIA.