Yo Juan, vuestro hermano, y copartícipe vuestro en la tribulación, en el reino y en la paciencia de Jesucristo, estaba en la isla llamada Patmos, por causa de la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo10 Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta, 11 que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último. Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete iglesias que están en Asia: a Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea. 12 Y me volví para ver la voz que hablaba conmigo; y vuelto, vi siete candeleros de oro13 y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre, … 16 Tenía en su diestra siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos; (Hebreos 4:12) y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza. 19 Escribe las cosas que has visto, y las que son, y las que han de ser después de estas20 El misterio de las siete estrellas que has visto en mi diestra, y de los siete candeleros de oro: las siete estrellas son los ángeles (i.e. mensajeros) de las siete iglesias, y los siete candeleros que has visto, son las siete iglesias.”    (Apocalipsis 1:9-13a, 16, 19-20)

  • Las cosas que has visto: Se refiere a la visión del Cristo Glorificado, contemplado y descrito por Juan en el capítulo 1.
  • Las cosas que son o que están sucediendo en este momento: Específicamente la edad presente de la iglesia que es a su vez la segunda división del libro de Apocalipsis y que abarca los capítulos 2 y 3.
  • Las cosas que han de ser después de estas: Es decir, las cosas que sucederán después de la era presente de la iglesia. Esta tercera división que va desde el capítulo 4 y hasta el 22 tiene que ver con el cumplimiento del “Día del Señor” que comienza con los juicios de la Gran Tribulación y lo descrito en la semana 70 de Daniel.

La analogía de los candeleros representando las iglesias es muy significativa. El punto es que un candelero no tiene luz propia, no puede generarla ni producirla, sino que fue diseñada para “llevar la luz”. Así, la iglesia es “portadora” de la Luz del evangelio de la Gracia de Dios, entendiendo que Jesús Mismo Es la Luz. (Juan 8:12) que debe alumbrar a través de la iglesia de Cristo.            (Mateo 5:14)

Los ángeles, mensajeros, pastores, líderes a quienes Jesús dirige Sus cartas tienen una función muy similar a la de los profetas del Antiguo Pacto, que recibían el mensaje directamente de Dios para transmitirlo a Su pueblo que es Su Iglesia. Así, el predicador NO debe hablar lo que a él se le ocurra o lo que él quiera, ni tampoco debe usar otro libro que no sea la Palabra escrita por Dios. Su predicación debe contener únicamente aquello que el Espíritu Santo le haya comunicado.

Es en este sentido y en este contexto que debemos entender los mensajes que Jesús nos quiere decir hoy. Estas siete cartas deben ser estudiadas y confrontadas con lo que cada mensajero y cada miembro de cada congregación está haciendo o dejando de hacer en su misión primordial: Llevar la Luz de Jesús a todo el mundo.

1 Escribe al ángel de la iglesia en Éfeso: El que tiene las siete estrellas en su diestra, el que anda en medio de los siete candeleros de oro, dice esto: Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos; y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado. Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor. Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentidoPero tienes esto, que aborreces las obras de los nicolaítas, las cuales yo también aborrezco. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios.”   (Apocalipsis 2:1-7)

  • El reconocimiento: 1 Escribe al ángel de la iglesia en Éfeso: El que tiene las siete estrellas en su diestra, el que anda en medio de los siete candeleros de oro, dice esto: Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirososy has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado. …  Pero tienes esto, que aborreces las obras de los nicolaítas, las cuales yo también aborrezco.”   {Cf. Apocalipsis 2:15}

Sabemos que la iglesia de Éfeso la fundó el apóstol Pablo (Hechos 19) alrededor de los años 50-55 d.C. y esta carta que Jesús le pide a Juan que escriba, se envía al pastor de la congregación 40 o 50 años después de su fundación y que la entrada de falsos maestros, profetizada por Pablo, se cumplió literalmente. (Hechos 20:29-30)

El hecho de que Jesús reconoce a la iglesia que: no pueden soportar (tolerar) a los malos, aquellos que no obedecen ni practican la doctrina que se enseña; que has “probado” a los que se dicen apóstoles (falsos profetas) y les ha hallado mentirosos, a la secta de los nicolaítas que pretendían enseñar una doctrina diferente a la de Cristo y “no has desmayado”, es decir, te has mantenido firme y obediente a cumplir y hacer cumplir la sana doctrina, implica que la congregación de Éfeso tenía suficiente conocimiento y discernimiento espiritual. Así que lo que Jesús les reclamó debe estar en relación con este hecho. Es decir, la iglesia era sólida doctrinalmente, conocedora de las Escrituras, PERO habían olvidado su razón de ser. Igual que los fariseos, los escribas y los saduceos. Conocían las Escrituras, pero no las practicaban.

  • La acusación: Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor.

El punto central de este reclamo de Jesús es que la congregación se esforzaba tanto por conservar la “sana doctrina” que hacía a un lado el amor al hermano y al prójimo, es decir, a todo aquel quien no observaban dicha doctrina. (1ª de Juan 3:13-18)

  • La exhortación: Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras;”

“Recuerda de dónde has caído” significa reflexiona en qué momento “dejaste tu primer amor”, (Efesios 1:15-16) “arrepiéntete” y vuelve a ser como que eras cuando Él te fundó. El llamado de Jesús es a mantenerse unidos por el amor a Cristo y el amor al prójimo. (1ª a Corintios 16:22) La iglesia de Éfeso se había “enfriado” porque se preocupaba más por conservar y poner en práctica la doctrina de Cristo que por mostrar el amor de Jesús, tanto dentro de la iglesia como fuera de ella.

  • La advertencia: “pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido.”

El mensaje es muy claro. Una congregación que no demuestra el amor de Jesús dentro y fuera de las paredes del templo, no persistirá porque NO es la iglesia que Cristo fundó.

  • La promesa: El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios.”

Lo primero que debemos notar es que el llamado es individual: “El que tiene oído…” De modo que la exhortación, la advertencia y la promesa son tanto individuales como grupales. Y, lo que el Espíritu Santo le dice a la iglesia de Éfeso es LO MISMO que les dice a TODAS las iglesias (congregaciones), por lo tanto, cada creyente debe estar atento y dispuesto a escuchar y obedecer la voz del Espíritu de Dios.

La expresión: Al que venciere se refiere, sin lugar a dudas, a aquellos que son verdaderos creyentes. (1ª de Juan 5:4-5) Una persona que no ha puesto su fe en Jesús como Su Salvador, se encontrará luchando solo y con sus propios medios contra satanás y le será imposible vencer. Solamente el Espíritu Santo tiene el poder para vencer a satanás.

La promesa de Jesús no puede ser más clara y motivante. Jesús promete darnos de comer del árbol de la vida, (Cf. Apocalipsis 22:2) esto significa la promesa de la vida eterna en Su Presencia. Es como si Jesús nos llevara de nuevo al Edén en el que moraron Adán y Eva y comenzara nuevamente el plan de Dios, pero ahora, sin posibilidad alguna de que no se cumpla Su plan puesto que no habrá nadie (satanás) ni nada (nuestra humanidad pecaminosa) que lo pueda impedir.

CONCLUSIÓN

Sí, es importantísimo que nuestra congregación sea conocedora, celosa, vigilante y practicante de la sana doctrina, asegurándose de estar viviendo conforme a la Verdad de las Sagradas Escrituras y a rechazar tajantemente cualquier “otro evangelio”, pero, sin olvidar amar a los demás, como Cristo nos amó.

34 Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. 35 En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.”   (Juan 13:34-35)

14 Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. 15 Pero si os mordéis y os coméis unos a otros, mirad que también no os consumáis unos a otros.”   (Gálatas 5:14-15)

El peligro que corre una congregación extremadamente ortodoxa, escrupulosa, legalista, es que puede provocar que algún hermano o hermana deje de amar a alguien porque expresa una diferente creencia. Eso fue lo que le sucedió a la iglesia de Éfeso y nosotros debemos evitarlo, no sea que Jesús decida quitar este candelero antes de Su Gloriosa venida.

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