Back to series
Intencionalmente, dejé al final las cartas a la iglesia en Esmirna y en Filadelfia porque son las únicas dos congregaciones a las que Jesús no les reclama ni tiene nada en contra de ellas. Podríamos decir que son “iglesias modelo”.
“8 Y escribe al ángel de la iglesia en Esmirna: El primero y el postrero, el que estuvo muerto y vivió, dice esto: 9 Yo conozco tus obras, y tu tribulación, y tu pobreza (pero tú eres rico), y la blasfemia de los que se dicen ser judíos, y no lo son, sino sinagoga de Satanás. 10 No temas en nada lo que vas a padecer. He aquí, el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel, para que seáis probados, y tendréis tribulación por diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida. 11 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. El que venciere, no sufrirá daño de la segunda muerte.” (Apocalipsis 3:8-11)
El saludo de nuestro Señor Jesús es muy significativo porque empieza por identificarse con la congregación recordándoles que Él también había sufrido, había muerto y había vuelto a vivir y, al declararles que Él sabía todo esto, les hace ver que está al pendiente de ellos en todo momento.
- El reconocimiento: Al igual que con todas las demás iglesias, Jesús empieza reconociendo “las obras”, es decir, su trabajo como congregación, su fidelidad, su obediencia a Cristo. Además de ello menciona tres aspectos más:
- Su tribulación: Dios usa este “método” con sus hijos para al menos 5 objetivos:
- Fortalecer la fe para ejercitar la paciencia. (Santiago 1:2-4)
- Disciplinar a quienes se han apartado del Camino. (Hebreos 12:5-7)
- Manifestar Su Protección, Su Poder y Su Gracia. (1ª a Corintios 10:13; 2ª a Corintios 12:9; 1ª de Pedro 1:6-9)
- Como en el caso de la iglesia en Esmirna, participar de los sufrimientos de Cristo. (Colosenses 1:24)
- Derrotar a satanás en su intento por alejarnos de Dios. (1ª Juan 2:12-14)
- Su pobreza: El vocablo griego se refiere a “escases de bienes materiales o de sustento.” Así que esta iglesia no tenía muchos recursos, pero, aun así, se mantenían firmes y unidos. Es de entenderse que, al ser cristianos, serían rechazados por la sociedad y marginados de la posibilidad de conseguir un trabajo bien remunerado.
Sin embargo, en contraste con esa pobreza material, Jesús les asegura que son ricos espiritualmente.
- Su determinación: Para mantenerse firmes en su fe y en la doctrina de Cristo, para soportar “la blasfemia de los que se dicen ser judíos”. Todas las iglesias y todos los seguidores de Jesús sufrían persecución, rechazo, y las mismas falsas acusaciones que los judíos presentaron contra Jesús.
A estos judíos Jesús les dice que ni siquiera eran herederos de las promesas hechas a Abraham porque, si lo fueran, reconocerían a Jesús como el Mesías enviado por Dios. Por tanto, estos acusadores de los verdaderos cristianos son la congregación liderada por el mismo satanás.
“42 Jesús entonces les dijo: Si vuestro padre fuese Dios, ciertamente me amaríais; porque yo de Dios he salido, y he venido; pues no he venido de mí mismo, sino que él me envió. 43 ¿Por qué no entendéis mi lenguaje? Porque no podéis escuchar mi palabra. 44 Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. …” (Juan 8:42-44a)
La exhortación: “10 No temas en nada lo que vas a padecer.”
Jesús, en Su Omnisciencia, sabía lo que iban a sufrir y Él jamás intenta ocultar lo que “cuesta seguirlo”. (Mateo 5:10-12; Lucas 9:23-24; Juan 16:33) Pero los exhorta a soportar todas estas pruebas y les dice específicamente por lo que van a pasar:
- “el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel”. Los judíos acusaban a los cristianos de ser desleales al emperador romano como pretexto para encarcelarlos y después ser asesinados.
- “y tendréis tribulación por diez días.” Esta expresión debe entenderse en forma literal, se refiere a que estarían presos diez días naturales. Esto queda claro con la última parte de la exhortación:
- “Se fiel hasta la muerte.” Obviamente Jesús se refiere a la muerte física que estos fieles creyentes sufrirían después de su encarcelamiento por diez días. Es decir, saldrían de la cárcel para ser ejecutados.
La finalidad para permitir que la iglesia en Esmirna sufriera estos padecimientos es “para que seáis probados.” Esto concuerda con la promesa que Jesús deja al final de la carta.
La promesa: “y yo te daré la corona de la vida. 11 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. El que venciere, no sufrirá daño de la segunda muerte.”
La “corona de la vida” está prometida para todo aquel que soporte la prueba sin que su fe mengue, aquel que no se dé por vencido y que aún ante la amenaza de morir físicamente por no negar a Cristo como su Salvador, se mantenga firme, confiando en las promesas de Dios y teniendo la certeza de la vida eterna.
Nuevamente hacemos énfasis en que tanto la exhortación como la promesa (El que tiene oído … El que venciere) son de carácter individual, personal y grupal. Es decir, son para cada miembro del Cuerpo de Cristo al igual que para Su Iglesia.
Y, además de recibir la “corona de la vida”, el verdadero creyente “no sufrirá daño de la segunda muerte.” La Biblia habla de una muerte física (Mateo 10:28) y de una muerte espiritual. (Apocalipsis 20:6) La muerte eterna es “la segunda muerte” a la que se refiere Jesús, la cual implica estar para siempre separados de Dios. Esta segunda muerte tiene lugar en el lago de fuego. (Apocalipsis 20:14-15)
CONCLUSIÓN
Finalmente, quiero usar algunas porciones de los últimos dos versículos de esta carta en concordancia con otros pasajes de la escritura, a fin de reforzar no solo nuestro conocimiento de la biblia, sino también nuestra fe en las promesas del Señor, ya que la fe, es lo que nos llevará a la victoria en Cristo:
Primero: “10 No temas en nada lo que vas a padecer”
“12 Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese, 13 sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría. 14 Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros. Ciertamente, de parte de ellos, él es blasfemado, pero por vosotros es glorificado.” (1ª de Pedro 4:12-14)
Segundo: “para que seáis probados, … y yo te daré la corona de la vida.”
El verdadero creyente debe resistir las pruebas que Dios le permita experimentar para ser merecedor de la corona de vida, porque soportar la tentación es prueba fehaciente de que en realidad ama a Dios:
“12 Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman.” (Santiago 1:12)
Tercero: “no sufrirá daño de la segunda muerte.”
La invaluable promesa de Jesús es que, El que venciere, vivirá eternamente.
“6 Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre estos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años.” (Apocalipsis 20:6)