VIDA ABUNDANTE

Lo mejor de la vida se encuentra cuando confiamos por completo en Dios y vivimos rendidos a su voluntad.

Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas. No seas sabio en tu propia opinión; Teme a Jehová, y apártate del mal; Porque será medicina a tu cuerpo, Y refrigerio para tus huesos. Honra a Jehová con tus bienes, Y con las primicias de todos tus frutos; 10 Y serán llenos tus graneros con abundancia, Y tus lagares rebosarán de mosto. 11 No menosprecies, hijo mío, el castigo de Jehová, Ni te fatigues de su corrección; 12 Porque Jehová al que ama castiga, Como el padre al hijo a quien quiere.”   (Proverbios 3:5-12)

Dios nos creó con el anhelo de saber que importamos. También nos diseñó para encontrar la realización de ese deseo por medio de su Hijo.

Depender de Dios es indispensable para tener una vida abundante. Confiar en Él significa darle el control sobre todo: nuestra familia, dinero, emociones y pensamientos. El pasaje de hoy nos advierte en contra de ser sabios a nuestros propios ojos, y que no nos apoyemos en nuestro propio entendimiento.

No podemos conocer todos los hechos ni predecir con certeza cómo responderán los demás. Pero el Señor sí lo sabe. Él lee nuestro corazón y percibe cada pensamiento. Ningún aspecto de nuestra situación escapa a su atención. Es por eso que solo el Señor puede saber con certeza cuál decisión será la mejor.

Y tú, Salomón, hijo mío, reconoce al Dios de tu padre, y sírvele con corazón perfecto y con ánimo voluntario; porque Jehová escudriña los corazones de todos, y entiende todo intento de los pensamientos. Si tú le buscares, lo hallarás; mas si lo dejares, él te desechará para siempre.”   (1ª de Crónicas 28:9)

La vida abundante también implica reconocer a Dios en todo lo que hagamos. Hablar de Él es solo una parte de lo que significa reconocerlo. Como hijos suyos, debemos parecernos a Jesús en pensamientos, actitudes y acciones.

Solo somos fructíferos cuando nos rendimos a Dios y cumplimos su voluntad. Cuando su Espíritu vive a través de nosotros, nuestra vida demuestra satisfacción.

11 No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. 12 Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. 13 Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.”   (Filipenses 4:11-13)

 

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